Un equipo internacional de arqueólogos recientemente descubrió en la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén, el altar medieval más grande conocido, que se creía perdido desde 1808.
El altar mayor de las cruzadas, consagrado el 15 de julio de 1149, se erigió en el mismo centro del santuario cristiano más sagrado a nivel mundial, 50 años después de que los cruzados europeos conquistarán la ciudad santa y fundarán el Reino Latino de Jerusalén después de siglos de dominio musulmán.
Durante el desarrollo de obras de construcción, en un pasillo trasero de la iglesia de acceso público, se volteó una enorme losa de piedra que había estado apoyada contra la pared durante un período de tiempo desconocido y esta reveló su verdadero patrimonio artístico antiguo.
Los turistas incluso habían dejado grafitis en una cara de la losa. Los arqueólogos identificaron la losa decorada con hermosos e inusuales adornos de técnica “cosmatesca” como el antiguo y magnífico panel frontal del altar medieval de las cruzadas.
“Con una anchura original de más de 3,5 metros, hemos descubierto el altar medieval más grande conocido hasta ahora”, afirma Ilya Berkovich, historiador del Instituto de Estudios de los Habsburgo y los Balcanes de la Academia Austriaca de Ciencias.
“El hecho de que algo tan importante pudiera permanecer oculto precisamente en este lugar fue algo completamente inesperado para todos los implicados”, agrega el experto.
Para el papa, el arte cosmatesco era un símbolo de estatus muy preciado y se conocen pocas obras de este arte fuera de Roma. En la Roma medieval, el mármol se extraía principalmente de los edificios antiguos, lo que obligaba a los maestros cosmatescos a optimizar el mármol que podían encontrar. Su solución fue unir pequeñas piezas de mármol con la máxima precisión, uniéndolas de tal manera que se crearan patrones geométricos complejos y ornamentos deslumbrantes.
Aunque el altar causó una gran impresión en muchos visitantes a lo largo de los siglos, desapareció de repente de la vista del público. “En 1808, se produjo un gran incendio en la parte románica de la iglesia del Santo Sepulcro”, explica Berkovich. “Desde entonces, el altar de las cruzadas se perdió, al menos eso es lo que se pensó durante mucho tiempo”, afirma el historiador. Una publicación sobre este descubrimiento se publicó recientemente en Eretz-Israel.