El Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, Inversión y Tecnología (Comce) aseguró que no desaparecerá el Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en 2026, pero es necesario prepararse para una posible renegociación del acuerdo comercial ante las amenazas de Donald Trump.
“Me atrevo a decir que la desaparición del T-MEC en 2026 pertenece a la canasta de lo que no va a suceder”, afirmó Kenneth Smith, presidente del Comité Bilateral México-Estados Unidos del Comce.
En ese sentido, el exnegociador del T-MEC destacó la importancia de distinguir entre amenazas creíbles y aquellas que difícilmente se concretarán.
Por otra parte, Kenneth Smith también subrayó la necesidad de estar preparados ante la posibilidad de que Estados Unidos proponga una apertura amplia del tratado.
“Si nos preparamos desde ahorita para algo que sí va a ser una renegociación, podemos llegar a la mesa con posturas concretas”, enfatizó durante el foro T-MEC y la Nueva Administración Trump: Relación Trilateral y Perspectivas.
El T-MEC es un motor clave para la integración comercial, económica e industrial de la región de Norteamérica, manifestó Sergio E. Contreras Pérez, presidente ejecutivo del Comce.
De igual manera, el empresario subrayó la importancia de la colaboración entre los sectores público y privado para fortalecer las cadenas de valor y aprovechar las oportunidades del nearshoring.
“Nuestra región representa 30 por ciento del PIB mundial y genera un comercio trilateral anual de 1.63 billones de dólares. Cada minuto, más de 3.1 millones de dólares cruzan nuestras fronteras, lo que evidencia el dinamismo de esta integración económica”, aclaró.
El presidente ejecutivo del Comce destacó que México no exporta sólo por su cercanía a Estados Unidos o tener un acuerdo comercial, sino porque es un proveedor confiable y reconocido por la calidad de los productos mexicanos.
Recalcó que Norteamérica tiene el potencial para ser la región más competitiva del siglo XXI si aprovecha la revisión del T-MEC en 2026 para fortalecer la integración, fomentar la innovación y desarrollar talento especializado.
En su intervención, Susana Duque Roquero, directora general del Comce, subrayó que el diálogo y la colaboración son fundamentales para enfrentar los desafíos globales y consolidar la competitividad de Norteamérica.
Destacó que el Comce ha renovado su estructura y estrategias para promover el comercio exterior y la inversión en la región.
“Este espacio busca no sólo comprender el contexto actual, sino inspirarnos a tomar decisiones que afiancen el bienestar y el crecimiento de nuestra región”, expresó.
Juan Pablo Cervantes, presidente de la Sección Internacional para América del Norte del Comce, declaró que “en este momento tan coyuntural es muy importante el que hagamos un esfuerzo para reforzar la noción de Norteamérica como región, como bloque comercial y como la potencia económica que somos”.
“Ya no solamente hablamos de relaciones bilaterales, sino de relaciones trilaterales de la mano del TMEC”, agregó.
Armando Ortega, presidente del Comité Bilateral México-Canadá del Comce, planteó que debe ser prioritario proteger a los inversionistas.
“Este tema, entre otros, es uno de los que nos debe preocupar y ocupar en nuestra alianza con los sectores productivos de Canadá para asegurar que nos manejemos más allá de los temas políticos, con la conciencia de que somos una región”, puntualizó.
Shauna Hemingway, consejera especial del Business Council de Canadá en México, recalcó la importancia de mantener el diálogo entre México y Canadá para fortalecer su vínculo.
Advirtió que, si no se consolida una mayor unidad, ambos países podrían quedar relegados, en un modelo donde Estados Unidos actúa como el centro dominante, mientras México y Canadá se limitan a ser actores secundarios en la región.
Antonio Ortiz-Mena, presidente del Comité Técnico de Estrategia del T-MEC, señaló que la seguridad ha cobrado un papel cada vez más relevante en la toma de decisiones de política comercial y de inversión.
Explicó que, en este contexto, las negociaciones con Estados Unidos y Canadá ya no se basan únicamente en cálculos económicos, sino en el impacto que estas decisiones puedan tener sobre la seguridad de cada nación.
Advirtió que el nuevo proteccionismo es una tendencia de mediano y largo plazos, y no sólo una estrategia temporal de negociación.