Hace 20 años, se constituyó el Parque Oxwatz en Tekal de Venegas, Yucatán, el cual es gestionado por una sociedad ecoturística que en 2018 se alió con un equipo arqueológico integrado por especialistas de España y México para explorar y profundizar en el conocimiento del sitio maya X’baatún, cuyos restos milenarios se distribuyen en 5.5 kilómetros cuadrados.
Con el aval de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y de su Consejo de Arqueología, la iniciativa (liderada por los arqueólogos Juan García Targa y Carmen Varela Torrecilla) ha llevado a cabo seis temporadas de campo que han brindado información sobre este antiguo asentamiento, inscrito en el Atlas Arqueológico de Yucatán en 1980.
El codirector del Proyecto X’baatún, Juan García Targa, explica que el núcleo del sitio arqueológico (el cual está delimitado por un muro perimetral y junto a una aguada) cubre alrededor de ocho hectáreas, “extensión equiparable a la Barcelona romana”.
“Cuando iniciamos labores arqueológicas, partimos de los datos recabados entre 1994 y 2005 por el Proyecto Izamal, que reportó 22 estructuras en el área nuclear. Nuestro estudio topográfico, que ha empleado drones para contar con modelos fotogramétricos, ha aumentado esa cifra de edificaciones”.
“Se determinó la existencia de edificios grandes: el mayor, de 45 metros por lado y 17 metros de altura. Se trata de estructuras palaciegas con cuartos en su parte superior y plataformas habitacionales”, refiere el antropólogo e historiador.
Geiser Gerardo Martín Medina, colaborador del Centro INAH Yucatán y del equipo de investigación, detalla que son entre 35 y 40 las estructuras que componen el núcleo de X’baatún; pero fuera del muro perimetral, “hay más unidades habitacionales”.
“No hemos determinado la extensión total del sitio. Después del núcleo, y aproximadamente 800 metros a la redonda, hay otras estructuras habitacionales. Nos falta caminar más al norte y al este. Los recorridos han permitido corregir información; ahora, sabemos que Kukulá, reportado por el Proyecto Izamal como un sitio aparte, es en realidad un grupo arquitectónico comunicado con X’baatún”.
“El proyecto, desarrollado desde hace seis años, además de reconocer las estructuras, busca ampliar todo el plano y comprender su patrón de asentamiento, los materiales y la cronología. Cada temporada, el ‘lugar donde se recoge agua’ (el significado de su topónimo maya), nos sorprende con nuevos aspectos”.
A pesar de localizarse a 21 kilómetros al noreste de Izamal, García Targa y Geiser Martín comentan que la arquitectura del sitio guarda características tenues del tipo megalítico (así llamada por el uso de grandes piedras labradas), característico de la que fuera capital regional del centro-norte del territorio que hoy ocupa Yucatán. Asimismo, en bóvedas, columnas y frisos posee rasgos propios de la arquitectura Puuc temprana, es decir, de sitios ubicados en la serranía entre Campeche y Yucatán.
Por otra parte, las pequeñas excavaciones, de 1.5 metros cuadrados y 3 por 1.5 metros de lado, más el análisis preliminar de los tipos cerámicos, han permitido reconocer que la ocupación de X’baatún abarcó desde el Preclásico Tardío (300 a.C.-200 d.C.) hasta el Posclásico Temprano (1000-1200 d.C.).
Ambos arqueólogos destacan el buen estado de conservación de las estructuras, ubicadas en una franja ecológica que libró la devastación por la ganadería y la explotación del henequén, dos actividades económicas que, del siglo XVIII a mediados del XX, degradaron zonas importantes. Un entorno que respetan las comunidades de Tekal de Venegas y de Dzoncauich, con las que trabajan de la mano.
El Proyecto X’baatún contempla además los rubros ecológico y antropológico. Con la sociedad que gestiona el Parque Oxwatz, se registran la flora y fauna endémicas, entre las que hay especies arbóreas como el tzalam, chakáh, pich e higuerón, así como aves y animales de sus cuerpos de agua como cocodrilos, tortugas, patos y garzas.
También, recogerá las memorias de quienes habitaron las chozas que aún están en pie en estos terrenos, las cuales debieron de ocuparse hasta la década de 1960, cuando dejó de operar el viejo rancho del lugar.
Por último, Juan García Targa reconoce el apoyo de la Fundació Catalunya-Amèrica y las empresas Sunway, Petram y Vioca de Sitges, Gavà y l’Hospitalet, Provincia de Barcelona; y de las universidades de Cantabria, en Santander, y Autónoma de Yucatán, a través de la Facultad de Ciencias Antropológicas.