Por Karina A. Rocha Priego
Es una verdadera pena, pero sobre todo preocupación, ver como México se está desmoronando, y donde la crisis de Salud tiene sumidas a miles de personas de escasos recursos que viven en carne propia la falta de suministros y medicamentos en los hospitales.
Ya lo habíamos comentado, sin embargo, esta situación no es privativa del Estado de México, sino de toda la República, donde las personas tienen que salir a manifestarse para que las autoridades doten de lo más elemental a clínicas y hospitales, pero sobre todo, queridos lectores, a todo lo que tenga que ver con el IMSS, pues, a pesar de que esta institución atiende principalmente a derechohabientes, o sea, a quienes pagan mensualmente una cuota para su atención, son los que más están padeciendo.
Recordemos que a los trabajadores afiliados al IMSS no se les perdona un solo día de su pago; de no pagar los patrones el Seguro Social en tiempo y forma, son merecedores de una engrosada multa, la cual tiene también que ser pagada en tiempo y forma, pero, estarán de acuerdo, son recursos que entran a las arcas del IMSS, no sólo son cuotas, sino todos los recursos que ello conlleva y, sin embargo, los derechohabientes tienen que salir a las calles a exigir a las autoridades que hagan su trabajo, que ¡no se roben su dinero! Y que doten a clínicas y hospitales de todo lo que les falta.
Es triste recorrer estos hospitales (y todos los que tengan que ver con el sector salud pública), para darnos cuenta de que los pacientes están tirados en el suelo o en camillas apiladas una con otra porque no hay quien los pueda atender.
Personas que llegan a urgencias y tienen que esperar varias horas para, primero, ser atendidos por un trabajador social que, generalmente, son gente sin capacitación, prepotentes y déspotas, a quienes se les olvida que sus sueldos los pagan esos a los que tratan como “pordioseros”; luego del maltrato, si bien les va, les atiende un “médico” para turnarlos a donde les corresponda, pero si es una emergencia de vida o muerte, pacientes y familiares se persignan para que les den un turno.
Y esto, queridos lectores, sucede en todo México, ante la ceguera de las autoridades que hacen caso omiso al pueblo, pero rinden pleitesía a un gobierno que “pregona, pero no actúa”.
Parece se les olvida que la mayor parte de la población que acude a hospitales públicos -como también lo es el IMSS- es porque no tiene los recursos suficientes o necesarios para pagar consultas o ¡medicamentos! recetados por médicos privados, pero, ante la carencia de fármacos, el adeudo a los farmacéuticos e, insisto, la “ceguera” de las autoridades, es que los pacientes tienen que comprar con sus propios recursos lo recetado pero, ¿si no tienen dinero?, una vez más acuden a los rezos para que su paciente se salve.
¿Se les hace justo? Este es un drama que se vive a diario y nadie voltea. Incluso, se sabe que el índice de muertes en hospitales públicos se ha incrementado de manera considerable, resultado de todo lo que venimos comentando líneas arriba y, aunque afirmemos que ¡es urgente que las autoridades pongan atención al tema de los medicamentos e insumos hospitalarios para dar atención a los pacientes!, sabemos que “no escuchan y, por ende, no atienden”, derivando en la desesperación de los afectados que, repito, tienen que salir a las calles a gritar sus exigencias a las autoridades, a ver si “alguien” voltea a verlos.
Pero viene la peor. Las promesas del Gobierno Federal de seguir dotando de recursos a los mexicanos a través de programas sociales, sigue su curso pese a la crisis financiera por la que atraviesa el país. Es sabido, el Gobierno de ya sabes quién, dejó saqueado al país, sumiendo a los mexicanos en una deuda de más de 16.3 ¡billones de pesos! Algo no visto ni en los peores (sic) gobiernos que ha soportado México, de ahí que busquen hasta por debajo de las piedras de dónde sacar recursos para seguir manteniendo ¡zánganos! (Infonavit, otro claro ejemplo), lo peor es que la nueva administración federal, en tan sólo dos meses, ha incrementado dicha deuda, misma que terminaremos pagando todos los mexicanos por décadas.
Resulta que, de acuerdo con datos oficiales, la deuda pública aumentó casi 243 mil millones de pesos en estos dos primeros meses y, aunque de acuerdo con la Ley de Ingresos de 2025, se prevé un endeudamiento de 1.5 billones de pesos, quiere decir que cada bimestre el gobierno federal se endeudará en alrededor de un cuarto de billón de pesos, lo que significa más crisis para los que menos tienen en este país y que son el 75 por ciento de la población.
¿Dónde está el cambio? ¿En los tres mil pesos (en promedio) semestrales que le dan a la gente a cambio de sumisión? ¿Dónde quedó el sistema de salud igual al de Dinamarca? ¿Dónde está el crecimiento y desarrollo prometidos desde la administración federal recién concluida?
Pero eso sí, “nos hemos convertido en expertos en enfrentar hasta las incoherencias que lanza el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump contra México”, eso sí lo sabemos hacer, como “porros acostumbrados al enfrentamiento y el debate absurdo” que sólo ha llevado a México al descrédito ante el mundo.
Pero uno de los temas más importantes para los mexicanos, que es la salud, va en grave deterioro, y si lo sigo comentando, es porque las denuncias ciudadanas van en aumento.
Gente desesperada por ver aliviados a sus familiares internados, pero con la desesperanza de que, de no ser atendidos los nosocomios públicos por las autoridades, eso no sucederá jamás y, créanme, hasta los más pudientes están padeciendo la crisis de medicamentos, pues estos han incrementado considerablemente sus costos, también ante la crisis que padecen las farmacéuticas en este país por la falta de pago del gobierno federal…