De manera sorpresiva, a pesar de la incertidumbre que se vive en la economía del país, por la inestabilidad del peso y el aumento de la inflación, la Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico) decidió la mañana de ayer jueves disminuir en 25 puntos base el objetivo para la tasa de interés interbancaria a un nivel de 10.75 por ciento.
El recorte de la tasa tendrá efecto a partir de este viernes 9 de agosto.
En una decisión no esperada de último momento y por mayoría de votos, Banco de México (Banxico) bajó su tasa en 25 puntos base para quedar en 10.75 %.
Luego de mantener el mismo nivel en dos ocasiones consecutivas, el Banco Central consideró recortar la tasa objetivo que sirve de referencia para determinar el costo del dinero prestado.
Vale explicar que con ello, Banxico relaja su política monetaria, sin dejar de ser restrictiva ante el nuevo escenario de los mercados financieros internacionales y locales.
Con dicha determinación, Banxico relaja su política monetaria, sin dejar de ser restrictiva ante el nuevo escenario de los mercados financieros internacionales y locales.
Hay que recordar también que la última vez que redujo la tasa de interés interbancaria a un día fue el 21 de marzo del presente año. En esta ocasión sólo dos integrantes de la junta votaron por mantenerla en el nivel que estaba.
Y para profundizar sobre el tema, tras el dato del INEGI sobre la inflación en julio que subió 1 % para colocarse a tasa anual en 5.57 %, ligando cinco meses al alza que significó el mayor nivel desde mayo de 2023, Banxico dio a conocer el anuncio que se tomó en la reunión de la junta de gobierno.
La decisión también se da en momentos de alta volatilidad del tipo de cambio en reacción a la mayor aversión al riesgo en los mercados internacionales.
Antes del llamado “lunes negro” para todos los mercados en el mundo, la mayoría de los analistas esperaban un recorte de 25 puntos base para este jueves, pero con lo acontecido corrigieron su pronóstico a sin cambio.
Modificaron su expectativa debido a que los datos de la actividad económica en Estados Unidos resultaron más débiles de lo esperado, junto con un cambio en la postura del Banco de Japón.
Esto desencadenó un ajuste de las tasas de interés entre Estados Unidos y el país asiático, y despertó los temores de una recesión en el país vecino del norte.