La sorpresa de la medida fue inmediata. Expertos financieros coincidieron en que fue una decisión arriesgada que podría tener consecuencias en la reputación del Banco de México, y de inmediato se alertaron las dependencias que tienen que ver con la economía del país.
Ya se sabe que el Banco de México (Banxico) decidió disminuir 0.25 por ciento su tasa de interés interbancaria hasta situarla en 10.75 por ciento justo el mismo día en que se dio conocer que la inflación anual se ubicó en 5.57 por ciento en julio, un movimiento sorprendente y muy cuestionado por analistas financieros.
La decisión del Banco Central tuvo lugar en medio de la volatilidad registrada por los mercados financieros internacionales, la depreciación del peso y cuando las expectativas de inflación general para el cierre de 2024 se incrementaron de manera considerable.
Ante dicho panorama poco alentador Banxico informó que para hacer este movimiento consideró, entre otras cosas, “la naturaleza de los choques que han afectado al componente no subyacente y la previsión de que sus efectos sobre la inflación general se disipen en los siguientes trimestres”.
Por su parte, Alfredo Coutiño, director para América Latina en Moody’s Analytics, consideró que Banxico tomó un riesgo innecesario y desafió la turbulencia monetaria y las presiones sobre el peso mexicano al recortar la tasa de interés.
“Ante condiciones financieras turbulentas y expectativas deterioradas para el peso, la decisión monetaria de hoy resulta imprudente y muestra una falta de compromiso con el mandato prioritario de estabilidad de precios, poniendo en riesgo la credibilidad en el quehacer monetario”, dijo a través de sus redes sociales.
En tanto que Gabriela Siller Pagaza, directora de análisis económico financiero de Grupo Financiero Base, dijo que ganó “la retórica de la desaceleración de la inflación subyacente” sobre la realidad del alza de precios y los riesgos para el indicador en general.
En su comunicado de política monetaria, la Junta de Gobierno reconoció que tomando en cuenta el panorama de la inflación en México, el Banxico debería mantener aún una “postura restrictiva”.
Pero “la evolución que ha presentado implica que es adecuado reducir el grado de apretamiento monetario”, comentó.
La decisión de recorte a la tasa fue dividida, pues los subgobernadores Irene Espinosa y Jonathan Heath votaron a favor de dejar la tasa de interés sin cambios y mantenerla en 11 por ciento.
Gabriela Siller también criticó los ajustes que Banxico hizo sobre sus expectativas de inflación, al sostener que no “tiene sentido que esperen una mayor inflación y recorten la tasa de interés”.
Para la inflación general, Banxico elevó su pronóstico de 4.5 por ciento a 5.2 por ciento para el tercer trimestre, mientras que el del cierre de año pasó de 4 a 4.4 por ciento.
El Banco de México también elevó sus previsiones inflacionarias para 2025: Calcula que en el primer trimestre de 2025, la inflación termine en 3.7 por ciento. Para la inflación subyacente los cambios abarcaron del tercer trimestre de este año y hasta el primero de 2025.
“Un error que podría costarle al Banco de México reputación. De perdida hubieran esperado a que la Fed recortara, para que se mantuviera el diferencial de tasas de interés entre México y Estados Unidos, para evitar más presiones al alza en el tipo de cambio”, dijo la analista de Banco Base.