Apenas ahora la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) dio a conocer que el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (Shrfsp) llegó al cierre de julio a 16.3 billones de pesos, un 55 por ciento más que los 10.5 billones que había en 2018.
La cifra representa, de igual forma, un aumento de 6 por ciento con respecto al saldo de marzo, cuando estaba en 15.4 billones.
“Es un salto importante, y todavía falta el cierre del año, que siempre estos endeudamientos, el mayor porcentaje pasa en diciembre y ahí es donde realmente da el brinco”, dijo Ricardo Cantú, economista y cofundador de la asociación civil Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), con sede en la Ciudad de México.
“En 2018 teníamos una deuda por persona de 110 mil pesos. Es decir, el saldo histórico entre la población del país. Ahora estamos en 123 mil pesos por habitante y aún no terminamos el año”, agregó Cantú.
Estos volúmenes, por otra parte, elevaron la proporción de los pasivos con respecto al Producto Interno Bruto (PIB), de 43.6 por ciento en el año que inició el sexenio hasta 50.2 por ciento en 2024, cifra esta última dada a conocer por la SHCP también en el reporte de “Finanzas públicas y deuda pública a julio de 2024”.
El crecimiento del PIB, por separado, pasó de 2 por ciento en 2018, el último año de Enrique Peña Nieto, a una expectativa ajustada por el Banco de México (Banxico) el pasado 28 de agosto de 2.4 a sólo 1.5 por ciento para 2024, arrojando un promedio aritmético para la administración de .9 por ciento -de 2019 a 2024.
Este nivel de aumento en la economía, se observa en los datos históricos del Gobierno federal, es menos de la mitad del promedio registrado entre 2013 y 2018, que fue de 2 por ciento.
Dentro de los elementos que afectaron esta variable en la actual administración, se observa también en los datos oficiales, está una caída en el PIB de hasta -8.8 por ciento en 2020, en el primer año de la pandemia, por lo que ni aun la recuperación de 6 por ciento en el año siguiente mejoró el resultado.
El tipo de cambio, a su vez, de acuerdo con datos de Banxico, se encontraba el 3 de diciembre de 2018 en 20.2 pesos por dólar y, hasta el pasado jueves, en 19.8 pesos.
Esto, luego de haber alcanzado a valorarse hasta en menos de 17 pesos entre 2023 y 2024 pero haber perdido terreno en las últimas semanas debido, de acuerdo con los economistas consultados, a la volatilidad asociada con las reformas de la mayoría de Morena en el Legislativo federal, como la reforma judicial.
“Ese indicador (el tipo de cambio) mostraba la solvencia macroeconómica de México, pero estos últimos días, por culpa de ellos mismos, porque comenzaron a hacer declaraciones sabiendo que no se hacen cuando el sexenio está por acabarse, porque ya van de salida, están mandando mensajes erróneos a la gente que toma decisiones con su dinero y cambia posiciones de pesos a dólares y hacen que el dólar se fortalezca y juegue en contra nuestra”, dijo Isaac Sánchez Juárez, académico e investigador del Observatorio de Economía de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ).
“Creo que va a seguir todo septiembre, octubre, noviembre y por ahí de diciembre se irá estabilizando el tipo de cambio, cuando pase la elección de Estados Unidos”, agregó Sánchez.
En un contexto global de aumento en la inflación, asimismo, la de México pasó de 4.8 en diciembre de 2018 a 5.5 por ciento el pasado mes de julio, como muestra el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Tanto el aumento en la deuda pública como el bajo crecimiento son las variables económicas más preocupantes que deja el actual gobierno, de acuerdo con los expertos consultados.
“Tenemos muchas presiones presupuestarias que se han visto en estos últimos años; una es el pago de la tasa de interés de la deuda, el costo financiero, que ha crecido muchísimo porque también las tasas de interés actualmente son muy elevadas; estábamos en el 11 por ciento casi de tasa de interés y eso genera que nuestros compromisos, nuestros pagos de interés de deuda, crezcan”, dijo.
“Número dos: las pensiones han crecido muchísimo, lo que estamos aportando para cuestiones de la deuda de Pemex también ha sido importante, y si seguimos viendo cuánto estamos destinando a cuestiones ineludibles, como las participaciones a los municipios… el compromiso de los gastos aumenta, pero no así los ingresos, inclusive los ingresos petroleros han venido a la baja”, agregó.
El riesgo, explicó, es que este endeudamiento no se refleje en una mayor productividad para cuando haya una transición demográfica y las personas dependientes de pensiones sean más que los contribuyentes; “punto de inflexión”, dijo, estimado por el Gobierno federal para 2030.
“El riesgo es que estamos endeudándonos y, si no nos endeudamos para que la productividad sea mayor, para que el pago de impuestos sea mejor, para que tengamos una mejor fiscalización y un mejor gasto, lo que va a ser es simplemente un compromiso postergado, no vamos a tener un beneficio real”, finalizó.