Por Karina Libien
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La democracia obligada: la gran farsa…
¿no que se morían por votar?
Dicen que ahora el pueblo va a elegir a jueces y magistrados, porque “la justicia debe emanar del sentir popular”.
Y sí: en el Estado de México ya emana… pero de las oficinas de los ayuntamientos morenistas, donde los servidores públicos han recibido órdenes clarísimas: asistir forzosamente a la elección judicial y, de paso, llevar 40 acarreados cada quien. Porque la democracia, según Morena, no se construye con libertades, sino con listas, amenazas y transporte obligatorio.
¿No que México estaba ansioso por participar?
Pues parece que tan ansioso no, si los presidentes municipales de la 4T tienen que poner a todo su personal a operar como agentes electorales.
Así que sí, ya se volvió tradición en el Edomex: si no llevas tu cuota de acarreados, pierdes el bono… o el empleo.
Estos gobiernos municipales de Morena, tan obsesionados con “acercar al pueblo a la justicia”, están más ocupados en maquillar cifras que en informar a la ciudadanía.
Y no sorprende: el mismo guion de siempre, pero ahora en nombre de una “democracia popular” que no es más que control disfrazado.
El colmo es que el Gobierno hable de “empoderar al pueblo”, cuando en realidad lo que hacen es explotarlo como extra de telenovela cívica: llega, se sienta, aplaude, firma y listo.
Todo mientras algún director de Recursos Humanos graba la asistencia con celular en mano: ¡la democracia estilo Edomex, cortesía de Morena!
¿Y cuántos votarán realmente?
El INE estima una participación de entre 13 % y 20 % en esta elección judicial. Enkoll la coloca en 22.9 %.
¿Y cómo no se va a alcanzar ese porcentaje, si los municipios gobernados por Morena ya activaron su maquinaria de movilización como si fuera elección presidencial?.
Claro que se espera ese aforo… pero gracias a los gobiernos municipales morenistas, que han convertido esta elección en un acto de línea, no de libertad.
Si de verdad hubiera interés popular, no haría falta amenazar ni obligar.
Pero como no lo hay, ahí tienen a los ayuntamientos usando recursos humanos -y hasta patrullas- para simular entusiasmo democrático.
Y como si eso no fuera suficiente…
Vivimos la votación más absurda de la historia: ¡jueces y magistrados haciendo campaña! Como si fueran influencers, repartiéndose tarjetas, posando para fotos, prometiendo justicia exprés como si ofrecieran tandas. ¿Y qué dijeron? Nada. Absolutamente nada. Ni propuestas claras, ni posturas firmes, ni debate legal.
Sólo frases hechas, sonrisas forzadas y uno que otro eslogan digno de consultorio motivacional.
Porque eso sí: quieren ser electos, pero sin ensuciarse en la plaza pública. ¿Transparencia? ¿Méritos? No, mejor selfis con simpatizantes obligados y apoyo institucional. Así la “revolución judicial” made in 4T.
Y cuidado con la trampa disfrazada de éxito
Muchos pensamos que estas elecciones serían un fracaso, una farsa desangelada, pero no: serán un éxito… un éxito siniestro.
Porque el verdadero objetivo no es consultar al pueblo, sino quedarse con el Poder Judicial. Doblegarlo.
Convertirlo en un apéndice más del Ejecutivo.
Y una vez dentro, usar la toga como escudo y la sentencia como garrote. Todo legalito, todo votado… y todo absolutamente controlado.
Bienvenidos a la justicia del pueblo… pero organizada desde los palacios municipales de Morena y dirigida con mano de hierro desde el centro del poder.