Es una realidad que preocupa y que alerta en todos los sectores de la economía mexicana, pero la alarma se maneja con prudencia. La actividad productiva nacional atraviesa por un periodo de debilidad, pero no se anticipa una contracción económica, de acuerdo con el Banco de México (Banxico).
La minuta de la última decisión de política monetaria, en la que recortó la tasa de interés de referencia 25 puntos base para ubicarla en 10.50 %, refiere que la economía ha estado prácticamente estancada desde el último trimestre de 2023.
Uno de los integrantes de la Junta de Gobierno atribuyó la debilidad económica al entorno de incertidumbre asociado con factores idiosincráticos, así como con la expectativa de una menor actividad en Estados Unidos y el desarrollo del proceso electoral en dicho país.
Otro integrante estimó que la falta de dinamismo económico es consecuencia del estancamiento de la producción manufacturera de Estados Unidos, que afecta al sector exportador, y de una ralentización de la inversión, lo cual suele ocurrir cuando se da un cambio de gobierno.
Sin embargo, destacó que pese a las señales de ralentización no se anticipa una contracción económica.
De acuerdo con el documento, la mayoría añadió que la información disponible para el inicio del tercer trimestre muestra cierto repunte.
El Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), redujo por séptimo mes consecutivo sus perspectivas de crecimiento de 2024 para la economía, que pasó de 1.5 a 1.4 por ciento, en su última encuesta
Para 2025 también ajustó a la baja las previsiones de 1.3 % a 1.0 por ciento, de acuerdo con su Encuesta de Expectativas mensuales de octubre.
Los resultados del sondeo entre los ejecutivos de finanzas revelan que el pronóstico más optimista para la economía mexicana es de un crecimiento del PIB de 1.9 % y el más pesimista, de 1.1 por ciento, para el cierre de este año.
En cuanto al pronóstico de la tasa de inflación para 2024, se redujo marginalmente a 4.5 % desde un previo de 4.6 por ciento.
“El 43 % de los participantes optaron por reducir su estimación previa. La expectativa más optimista sitúa a la inflación en 3.96 % mientras que la más pesimista la ubica en una tasa anual de 5.10 por ciento al cierre de 2024”.
Sobre la tasa de interés, los integrantes de la encuesta redujeron a 10.00 % su proyección de la tasa de política monetaria del Banco de México para el cierre de 2024, frente al 10.25 % estimada en septiembre.
En cuanto a la creación de empleos esperada para este año disminuyó a 410 mil después de que en septiembre se ubicara en 425 mil nuevos empleos, como reflejo de un menor crecimiento económico.
Uno más detalló que el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) de julio creció 0.6 % a tasa mensual desestacionalizada.
Algunos precisaron que dicha expansión reflejó en parte un aumento de las actividades primarias.
Otro destacó que dicho sector aumentó 11.6 % en el margen.
En tanto que uno más resaltó que aunque las cifras correspondientes a julio apuntan hacia un ligero progreso es previsible que la economía mantenga su relativo bajo dinamismo a lo largo del horizonte de planeación.
De igual manera, algunos de los integrantes de la Junta de Gobierno del banco central externaron que se anticipa que en 2024 y 2025 la actividad económica nacional muestre un ritmo de expansión moderado.
Varios consideraron que el balance de riesgos para la actividad económica se mantiene sesgado a la baja.
Uno de ellos argumentó que un factor de riesgo a la baja que ha cobrado relevancia es la posibilidad de que se materialice un crecimiento menor al esperado de la economía de Estados Unidos, en detrimento de la demanda externa de México.
Añadió que otro riesgo es el ambiente de elevada incertidumbre que prevalece tanto por factores internos como externos.
De acuerdo con el último informe trimestral, el banco central prevé un crecimiento de 1.5 % este año. Se contempla un rango de crecimiento con el límite inferior de 1.1 % y de 2.9 % como límite superior.