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Captación de agua de lluvia, útil para la actividad agrícola y para enfrentar sequías

En la entidad mexiquense la temporada de lluvias ocurre históricamente entre mayo y septiembre; sin embargo, si las precipitaciones aparecen fuera de este periodo o son insuficientes se puede tratar de una sequía, lo cual afecta a sectores clave como la agricultura, ganadería y, de forma indirecta, cualquier otra actividad de la población.

Ante esta situación, la profesora e investigadora del Instituto Interamericano de Tecnología y Ciencias del Agua (IITCA) de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), Rocío Becerril Piña, explicó que existen cuatro tipos de sequía: la meteorológica, que se refiere a la disminución anormal de las precipitaciones respecto a los promedios históricos; agrícola, la cual daña los cultivos al reducir la humedad en el suelo; hidrológica, cuando los cuerpos de agua como ríos, lagos o presas presentan niveles por debajo de lo normal, y la socioeconómica, que impacta directamente en las actividades humanas y, por tanto, el bienestar de la población.

Las causas están asociadas a la variabilidad climática y al cambio en el uso del suelo. En zonas urbanas, por ejemplo, el agua de lluvia tiende a escurrir por la pavimentación en lugar de infiltrarse, a diferencia de las áreas verdes, lo que agrava la falta de recarga de acuíferos, afectando en gran medida a las actividades agrícolas y en zonas urbanas se presentan inundaciones.

Becerril Piña indicó que las sequías no pueden evitarse, pero sí es posible mitigar algunos de sus efectos con estrategias como el riego por goteo, el cual consiste en utilizar solo el agua necesaria para los cultivos; la captación de agua de lluvia mediante sistemas instalados en techos de viviendas y edificios, así como el reúso de aguas tratadas, a fin de reducir la contaminación y aprovechar mejor el recurso.

En este sentido, la especialista investiga el uso de la teledetección, una herramienta que permite conocer las condiciones de los recursos hídricos sin estar físicamente en el sitio, mismo que se complementa con mediciones en campo para validar la información, siendo una herramienta factible para el monitoreo de la gestión del agua en los cultivos.

Además, subrayó la necesidad de que las políticas públicas estén coordinadas con instancias como la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) y que los municipios cuenten con infraestructura adecuada para minimizar fugas, mejorar la gestión administrativa y garantizar el abasto eficiente para la población.

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