Alerta máxima sobre la economía que enfrenta México, ante el poco crecimiento que ha mostrado. Y la tajante advertencia de Moody´s: un crecimiento abajo de 2 % en el mediano plazo podría afectar nuestra calificación crediticia de deuda soberana, aminorar nuestra resiliencia a choques y disminuir los ingresos fiscales.
Para Moody’s Investor Services un crecimiento bajo gravitaría sobre la fortaleza económica y México tendría menor resiliencia contra choques, y el gobierno menores ingresos.
Según Moody’s, si en un mediano plazo el crecimiento económico de México es inferior a 2 %, podría ser objeto de una disminución de su calificación crediticia de la deuda soberana, que actualmente ya se encuentra en un nivel de Baa1, con perspectiva negativa.
Para Renzo Merino, analista soberano para México en Moody’s, “un crecimiento inferior a 2 % en el mediano plazo podría crear ciertas presiones para el perfil crediticio, en particular porque podría pesar sobre la fortaleza económica, tener menos resiliencia a choques y también porque habría una menor generación de ingresos para el gobierno”.
En la conferencia “Impacto de la pandemia en el perfil crediticio soberano y perspectivas para el resto del sexenio”, Renzo Merino señaló que las rigideces fiscales son otro factor que puede orillar a una rebaja en la calificación crediticia de la deuda soberana de México.
De igual manera, para el analista, el Gobierno Federal habrá de enfrentar presiones fiscales derivadas de pagos de pensiones crecientes, de la elevada carga de intereses y del apoyo recurrente a Petróleos Mexicanos (Pemex).
México podría perder el grado de inversión si su crecimiento económico presenta una caída pronunciada y sostenida, o bien se da una falta de credibilidad o efectividad de las políticas macroeconómicas en el ámbito fiscal y monetario.
Merino estima que la recuperación estará por debajo de la de nuestros pares, como Colombia, Bulgaria e Indonesia, en un contexto en el que a pesar de la pandemia de Covid-19, el Gobierno Federal mantuvo inalterada su agenda y la prioridad fueron los aspectos fiscales por encima de todos los demás.
Eso tiene el lado positivo de una política fiscal conservadora, a base de déficits moderados, lo que ha llevado a tener una fortaleza fiscal casi inalterada.
En ese sentido, para Moody’s el empuje de la economía norteamericana durante 2021 y 2022 compensará la poco favorable dinámica doméstica y la débil recuperación en inversión privada.
Por igual, la calificadora prevé del Gobierno Federal una continuidad en el manejo fiscal y monetario. Aun así, los factores institucionales seguirán afectando el perfil crediticio soberano, ante una fortaleza económica media, con resiliencia a choques y capacidad de ingresos públicos.