Por KARINA ROCHA/MIREYA ALVAREZ
Tercera Parte
En las anteriores entregas, hemos dado cuenta del cómo, para el DIFEM, el abandono o abuso físico y mental de bebés, niñas, niños y adolescentes no les interesa a quienes los tienen a su cargo. Para las trabajadoras o trabajadores sociales, médicos, directivos, el tener un niño, una niña o un adolescente bajo resguardo, es un “dolor de cabeza”, sobre todo cuando se trata de niños con capacidades diferentes y, peor aún, si consideramos que muchas y muchos de los adolescentes ¡tienen familias!, pero son personitas “rescatadas” de las garras de padres, madres, abuelos, tíos, demás familiares o cercanos que son abusadores a quienes hay que “arrebatárselos” para que éstos no sigan sufriendo más daños.
A partir de ahí, nos vamos con el tema que nos llevó a realizar este reportaje, no sin antes comentar que, no podemos de ninguna manera, invadir la privacidad y el respeto que estos niños, niñas y adolescentes se merecen.
Lo que nos ha llamado la atención, además de la “desaparición” de adolescentes que están bajo el resguardo del DIFEM, es que presumiblemente estas jovencitas -solo mujeres por el momento-, podrían estar recibiendo un “trato inadecuado” o pensar que están encerradas en una cárcel, ya que al interior de Villa Hogar, hay reglas que, si bien no siempre se cumplen, quienes las ponen en práctica, suelen ser un tanto rudas.
Pero, por lo que se pudo platicar con nuestra entrevistada, es que lo que sucede al interior de Villa Hogar es inadmisible. Primero, los dos últimos casos de jovencitas que se escaparon de las autoridades; últimos que se dieron a conocer a la opinión pública. El caso de Kristina, la joven rusa, fue tema mediático gracias a que su madre denunció la desaparición de la joven, derivado de ello, se les ocurrió que también debían darlo a conocer para dar con el paradero de la joven Lupita. Al parecer, ni Kristina ni Lupita regresaron al resguardo del DIFEM.
Ahora bien, como ya les comentamos, las reglas de Villa Hogar “son claras”, las jovencitas, no pueden salir solas del lugar, no pueden tener teléfono ni reproductores de música. Si bien hay una sala de cómputo para recibir supuestamente clases, ésta tiene internet, pero el acceso no está restringido, por lo que adolescentes, niñas y niños pueden entrar y salir de páginas web como puedan y como quieran.
Usted se preguntará ¿Qué no hay quien las vigile? Pues sí, si hay, son mujeres a las que le llaman “mamis”, que trabajan siete por siete; o sea, no hay un día en que las adolescentes “se queden solas” aunque, honestamente, el cuidado es mediocre, pues por las noches, que es cuando se escapan las jovencitas, las “mamis” se quedan dormidas, no debe ser fácil cuidar a 40 adolescentes o más, todo el día durante siete días y es, precisamente por las noches, cuando las jóvenes se escapan o “salen a dar la vuelta” pues, se dice que ha habido casos en que las jóvenes salen y regresan.
Esto nos habla del poco cuidado que se les tiene.
Ahora bien, desde la administración de Eruviel Ávila -puede que desde mucho tiempo atrás-, es “secreto a voces” la existencia de una enorme red de pederastia, conformada por políticos mexiquenses, de todos los niveles. Una red que no se ha podido o no se ha querido penetrar, en un afán de “no exhibirse unos a otros”, sin embargo, lo grave de esta situación es que se diga que, para esos fines, han sido “utilizadas” -literalmente- niñas y jovencitas que están bajo el resguardo del DIFEM.
Según nuestra entrevistada, era de llamar la atención que de repente salía una de las adolescentes, arreglada en lo que sus posibilidades les permitían para, supuestamente, ir a visitar a su mamá, lo cual se puede considerar fuera de lugar si por algo estas niñas están bajo el resguardo del DIF, aun así, salían para regresar horas más tarde.
Pero el “foco rojo” se enciende, no solo por las salidas “misteriosas” de las jovencitas, incluso en ocasiones “de la mano” de Cristel -en ese entonces, 2019-, sino porque de repente, se encontraban con que una de las adolescentes ¡ya traía celular!, lo cual, no solo está prohibido, sino que nos preguntamos, ¿de dónde o con qué dinero? Al final, estas niñas no tienen recursos propios, todo lo que necesiten, supuestamente, se los proporciona el DIF o los donadores que “amablemente” les mandan ropa usada, fruta podrida o leche caducada, pero les mandan.
Entonces ¿de dónde? Lo que hace pensar que las “salidas misteriosas” de las jóvenes, les reditúa en un “regalito” aunque sea prohibido y a quienes autorizan esas salidas o las “llevan de la mano”, seguramente también deben recibir una recompensa.
Es verdaderamente triste pensar que estas niñas adolescentes, provenientes de hogares donde solo reciben abusos y maltrato, explotaciones de todos los niveles, tengan que seguir “un juego sucio” de servidores públicos -como se dice- para poder sobrevivir. De ahí lo que ya se comentó en entregas anteriores, que el DIFEM, no “reinserta a niñas, niños y adolescentes” a la sociedad y, si lo hace, no es para un buen futuro, sino para “conveniencias de unos cuantos”….. CONTUNUARÁ…..