En un escenario que evidencia la prolongada debilidad de la actividad económica, los datos publicados por el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) correspondientes a febrero han puesto de manifiesto que la economía del país continúa en una zona de contracción.
Los indicadores de los sectores manufacturero y no manufacturero reflejan que, a pesar de ligeros avances puntuales, el crecimiento se encuentra rezagado, lo que genera preocupación entre analistas y empresarios acerca de la capacidad de reactivación de la actividad productiva.
El sector manufacturero registró un aumento de 1.0 punto en su indicador, ubicándose en 47 unidades, lo que significa que, por undécimo mes consecutivo, la lectura se mantiene por debajo del umbral necesario para señalar una expansión económica.
Asimismo, las mediciones ajustadas -la serie de tendencia-ciclo y la que toma en cuenta el tamaño de las empresas- presentaron niveles de 46.7 y 48.9 puntos, respectivamente, confirmando que, a pesar de la modesta subida, la industria sigue enfrentando severos desafíos para retomar el dinamismo que caracterizó etapas anteriores.
En el sector no manufacturero, que agrupa a comercio y servicios, la situación es similar. El indicador de este segmento mostró un incremento marginal de 0.3 puntos, alcanzando 49.5 unidades. Sin embargo, las series de tendencia-ciclo y la medición ajustada por tamaño de empresa se ubicaron en 49.3 y 48.5 puntos, respectivamente, lo que indica que la mayoría de las mediciones se mantienen por debajo del umbral de 50 unidades. Este comportamiento sugiere que, aunque se registren aumentos superficiales, el impulso para generar un crecimiento robusto en este sector es insuficiente y se mantiene una tendencia de estancamiento.
Durante la recuperación económica posterior a la crisis sanitaria, el sector de servicios y comercio había sido considerado uno de los motores clave del crecimiento en México. No obstante, las cifras recientes evidencian una notable pérdida de fuerza, lo que complica la capacidad de estos sectores para impulsar una reactivación general.
La persistencia de niveles bajos en ambos indicadores es un reflejo de las dificultades estructurales que enfrenta la economía nacional, especialmente en un entorno global donde la volatilidad y las tensiones comerciales han aumentado.
Además, el IMEF ha advertido que la materialización arancelaria podría agravar aún más la situación. La introducción de tarifas adicionales a las exportaciones mexicanas no sólo pondrá en riesgo la competitividad de las empresas, sino que también podría desencadenar un efecto dominó que afecte a toda la actividad productiva y la estabilidad financiera del país.
En un contexto en el que las relaciones comerciales internacionales se encuentran sometidas a presiones crecientes, la aplicación de medidas proteccionistas por parte de otros países podría representar un golpe significativo para la economía mexicana.
Asimismo, el análisis de la coyuntura actual resalta la importancia de considerar factores externos como la volatilidad de los mercados internacionales y la incertidumbre derivada de las tensiones geopolíticas. Expertos en finanzas señalan que estos elementos, sumados a la débil recuperación interna, complican aún más el panorama económico. La coordinación entre gobierno, instituciones financieras y sector empresarial se vuelve fundamental para implementar estrategias que contrarresten la desaceleración y fomenten la inversión en sectores estratégicos.
El sector manufacturero, históricamente pilar fundamental de la economía mexicana, enfrenta ahora el reto de modernizar sus procesos productivos, aumentar la inversión en tecnología y diversificar sus mercados. Por su parte, el segmento de servicios y comercio debe adaptarse a las nuevas dinámicas del consumo y aprovechar la digitalización para potenciar su crecimiento.
En definitiva, los recientes indicadores económicos evidencian que la economía mexicana se encuentra en una coyuntura compleja, marcada por un estancamiento persistente en sectores clave. A pesar de que se han observado pequeños incrementos en algunos indicadores, la insuficiente fortaleza para generar una expansión sostenida es preocupante.
Con la amenaza latente de nuevos aranceles y un entorno internacional cada vez más incierto, la necesidad de políticas coordinadas y estrategias de recuperación se vuelve imperativa para asegurar la estabilidad y el crecimiento del país a mediano y largo plazo.