Las Fuerzas Armadas estadounidenses están aumentando su presencia en Alaska en medio de la inquietud por las actividades militares rusas y chinas en la región del Pacífico.
El refuerzo de la presencia militar en ese estado, separado de Rusia solo por el estrecho de Bering, se inició el mes pasado a raíz de las preocupaciones estadounidenses ante las maniobras Okeán-2024, unos ejercicios conjuntos entre buques de guerra rusos y chinos en el Pacífico, así como ante las operaciones de vigilancia de aviones rusos cerca de Alaska.
En este contexto, el destructor USS Sterett fue enviado a la costa alaskeña y los escuadrones de cazas y otros aviones estacionados en bases del estado norteño fueron puestos en alerta máxima. Además, fuerzas estadounidenses desembarcaron en una isla remota de la región.
“Se trata de una operación sostenida que hemos puesto en marcha para asegurarnos de que respondemos a la presencia con presencia y demostramos la importancia de la soberanía de Estados Unidos”, declaró el vicecomandante de la Guardia Costera de EE.UU., el almirante Kevin Lunday.
Su preocupación por la escasez de fuerzas estadounidenses en Alaska la expresó también Dan Sullivan, senador de ese estado que presionó a los jefes militares para que mejoren la infraestructura militar de Alaska ante la posible escalada con Rusia y China. “El número de medios ha aumentado mucho. Los rusos emplean medios aéreos, de superficie y subterráneos, pero lo hacen mucho más de lo que lo habían hecho jamás, en colaboración con China”, formuló Sullivan sus temores.
Incluso el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd J. Austin, afirmó que el vínculo entre Moscú y Pekín “es una relación que nos ha preocupado desde el principio”, después de que las dos naciones realizaran un patrullaje conjunto en el espacio aéreo internacional cerca de la costa de Alaska en julio.