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El papa Francisco respira sin mascarilla tras su última recaída

El papa Francisco amaneció “estable” horas después de sufrir su última recaída y pudo cambiar la mascarilla que le ayuda a respirar por una cánula nasal, cuando se cumplen 19 días de la hospitalización del jesuita argentino de 88 años.

Tras dormir “toda la noche”, las primeras informaciones oficiales indicaron que el pontífice “se levantó y continuó su tratamiento” y que cambió en la mañana la mascarilla que le administra oxígeno por una cánula nasal de alto flujo, más ligera.

“La situación esta mañana puede considerarse estable, pero con un cuadro [clínico] complejo”, indicó una fuente vaticana, precisando que el papa, cuyo pronóstico es “reservado”, “no está fuera de peligro”.

El líder espiritual de 1 mil 400 millones de católicos en el mundo fue ingresado en el hospital Gemelli de Roma el 14 de febrero por una bronquitis, que derivó en una doble neumonía.

Pero su estado sufre altibajos, que activaron todas las alarmas.

“Con 88 años, estar 15 días en el hospital y tener episodios repetidos de molestias respiratorias es muy mala señal”, resumió Bruno Crestani, jefe del servicio de neumología del hospital parisino Bichat.

Para Hervé Pegliasco, responsable de neumología del hospital europeo de Marsella, en el sureste de Francia, esto provoca “un fenómeno de agotamiento, porque tiene que hacer un esfuerzo mayor para respirar”.

El papa tiene previsto “descansar” este martes, según la fuente vaticana.

La última recaída se produjo el lunes. Tras dos días “estable”, sufrió “dos episodios de insuficiencia respiratoria aguda”, según el último parte médico difundido por el Vaticano por la noche.

La crisis estuvo provocada por una “importante acumulación” de mocos en los bronquios, que los médicos aspiraron con dos “broncoscopias”, según los detalles difundidos.

El “Santo Padre” de los católicos también sufrió un nuevo broncoespasmo –contracción de la musculatura que recubre los bronquios–, provocando dificultades para respirar.

Un broncoespasmo también le provocó la segunda crisis tres días antes, pero en esa ocasión junto a “un episodio de vómitos con inhalación”. Los médicos se dieron 48 horas para evaluar su estado.

Sin embargo, la crisis respiratoria más fuerte la tuvo el 22 de febrero, cuando necesitó también una transfusión de sangre.

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