CAMBIANDO DE TEMA

El precio del silencio, México se hunde y la oposición aplaude

Por Karina A. Rocha Priego

karina_rocha1968@yahoo.com.mx

Simulación o no. Con votación o sin ella. La 4T ha logrado lo que tanto anhelaba: capturar, por completo, el último reducto incómodo del poder, con la “elección” de jueces, magistrados y ministros afines, México ha caído, sin resistencia, en las garras de un comunismo de pacotilla, tropicalizado, sin teoría ni ideología, pero con la eficacia suficiente para concentrar todo el poder, bueno, ni siquiera el ruso -ese que al menos impone respeto-, sino uno más rudimentario, improvisado y vulgar, tan barato como el discurso que lo sostiene.

A pesar de la marcha organizada por la Resistencia Civil Activa y Pacífica, donde miles de mexicanos salieron a las calles para exigir el respeto a la división de poderes, el fraude se consumó.

Como en los mejores tiempos del autoritarismo más cínico, los muertos votaron, los votos se contaron sin testigos, y los elegidos ya tienen nombre, apellido y lealtades compradas.

No se busca justicia, se busca obediencia.

El sistema judicial mexicano, ese que debía ser árbitro entre el poder y los ciudadanos, ha sido convertido en una extensión del Ejecutivo; un apéndice servil.

Y por si algo podía salir bien, había una tenue esperanza de que este circo electoral se cancelara. La CNTE -campeona del chantaje y el clientelismo- amagó con boicotear las votaciones si no se atendía su pliego petitorio.

La amenaza era real, la presión era directa pero, como por arte de magia, el plantón desapareció.

De la nada, la Sección 22 anunció que levantaría el campamento. ¿Por qué? ¿Conciencia social? ¿Reflexión republicana? ¡No seamos ingenuos! pues, en México, lo que se resuelve así de rápido tiene nombre: acuerdo económico, y lo que cambia de opinión en menos de 24 horas suele estar respaldado por una transferencia con muchos ceros.

Esas formas de la CNTE no son nuevas, como tampoco lo son las de Antorcha Campesina, los transportistas o cualquier otro grupo que ha aprendido a negociar a golpes de presión.

Son especialistas en doblar al gobierno, y ahora, lo hacen con más facilidad que nunca porque, del otro lado, no hay autoridad, sino sumisión.

Claudia Sheinbaum, quien prometió no caer en provocaciones, quien juró no recibir a los líderes de la CNTE, terminó cediendo ante el miedo de que el teatro de la elección judicial se viniera abajo. ¿Qué tanto vale una promesa presidencial? Exactamente lo que dure la amenaza de un bloqueo.

El retiro del plantón fue la última ficha para garantizar que todo saliera conforme al guión. Y salió. El proceso se llevó a cabo sin incidentes, sin contratiempos, sin democracia, pero con todo el montaje de que la hubo.

¿Y la oposición? Bueno, esa se murió sin avisar.

Aún con la marcha nacional como intento final de resistencia, no logró más que una mención breve en los noticiarios.

¿Por qué no se organizó antes? ¿Dónde están los partidos políticos? ¿Todavía existen o fueron absorbidos por la misma maquinaria que hoy desmantela al país?.

La oposición partidista en México es un cadáver que respira con asistencia gubernamental; se han vuelto invisibles, irrelevantes y, lo peor, prescindibles. PRI, PAN, PRD y Movimiento Ciudadano ya no representan una alternativa, sino una versión diluida de lo mismo.

No hay batalla ideológica, no hay defensa de principios, no hay estrategia política, lo que hay son silencios estratégicos, críticas a medias y una evidente comodidad ante el desastre.

Dicen las malas lenguas -y a estas alturas, no es difícil creerles- que también están “maiceados”, que el presupuesto sirve para engrasar conciencias y apagar disidencias.

¿De qué otra manera puede uno explicarse que el gobierno actúe con total impunidad, desarme las instituciones y reparta cargos judiciales a modo, sin que ningún dirigente de oposición levante la voz? ¿Dónde están los líderes que deberían estar gritando desde la tribuna, convocando movilizaciones, defendiendo al país?.

No están porque prefieren el acomodo al enfrentamiento, el silencio al conflicto, y el beneficio personal al bien común.

Mientras tanto, se nos obliga -casi como castigo- a escuchar los delirios de un Gerardo Fernández Noroña (por ejemplo), vocero de las amenazas oficiales, bufón del régimen y escudo de la impunidad.

Un personaje que hace más daño con una declaración que toda la “oposición” junta con sus comunicados llenos de lugares comunes.

Y esto nos lleva a la conclusión más dolorosa: los partidos opositores ya no se enfrentan al gobierno porque están dentro del mismo acuerdo; y es que ya no representan al pueblo, sino al sistema; porque ya no son contrapeso, sino coartada; porque están vendidos, y lo están por voluntad propia.

No hay pistola en la cabeza; nadie los está forzando; simplemente se dejaron, como quien acepta un mal trato a cambio de privilegios y, mientras tanto, el país se deshace.

Se aniquila la democracia, se cancela la pluralidad, se asesina al equilibrio de poderes y nadie mueve un dedo; nadie lo impide, nadie se indigna lo suficiente para enfrentar el poder con poder.

¿No se les hace raro, queridos lectores, que mientras se desmantela el país a plena luz del día, no haya un solo partido dispuesto a defenderlo? Apenas y lanzan una crítica tímida, una piedra simbólica… y rápido esconden la mano, pues no vaya a ser que el régimen les quite su lugar en la mesa, su cuota presupuestal o su premio de consolación.

Hoy, México no solo está gobernado por Morena, está traicionado por todos.

Por quienes fingen resistir, pero en realidad se acomodan, por quienes marchan, pero no actúan, por quienes deberían ser esperanza, pero son cómplices.

Y mientras tanto, la democracia se desangra, el Poder Judicial se convierte en oficina de trámites del Ejecutivo, y el país… el país ya no se reconoce ni en el espejo.

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