Por Edith Romero Nava
Como se vaticinaba, el proceso electoral extraordinario llevado a cabo ayer en todo el territorio nacional se vio marcado por una escasa participación ciudadana. A pesar del esfuerzo institucional desplegado tanto por el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) como por la Junta Local Ejecutiva del INE en el Estado de México, la población respondió con apatía al llamado a votar para elegir jueces y magistrados del Poder Judicial.
La jornada electoral, que prometía ser un paso histórico hacia la democratización de la justicia en México, resultó minimizada en los hechos por una asistencia reducida a las urnas. En municipios como Santiago Tianguistenco, Capulhuac, Ocoyoacac, Lerma y San Mateo Atenco, entre otros del Valle de Toluca, los votantes llegaron de manera esporádica y en baja cantidad, reportándose casillas prácticamente vacías durante buena parte del día.
Un ejercicio importante… pero ignorado
Durante un recorrido realizado por Diario Amanecer, se pudo constatar la baja afluencia en distintos centros de votación.
Sin embargo, entre los pocos ciudadanos que acudieron a emitir su sufragio, algunos expresaron su respaldo a la idea de abrir la elección del Poder Judicial a la voluntad popular. Coincidieron en que se trata de un ejercicio positivo para la vida democrática del país, aunque también dejaron ver su escepticismo respecto a la eficacia y transparencia del mismo.
“Es un ejercicio que puede significar un cambio importante, pero todavía hay muchas cosas que no quedan claras”, comentó Mariana Reyes, votante en una casilla de Lerma. “Yo vine porque me interesa el rumbo que toma el país, pero creo que muchos no entendieron ni para qué era esto”.
Una participación guiada por el deber, no por la convicción
Otros votantes señalaron que acudieron más por cumplir con un deber cívico que por una verdadera convicción en el proceso. La confusión generalizada sobre los candidatos, la función específica de cada cargo a elegir y el inusual número de boletas (diez por persona), generó desconcierto.
El señor Francisco López, residente de Capulhuac, expresó su inquietud sobre la falta de información: “Como ciudadano es mi deber votar, pero en cuanto a si fue democrático y transparente, tengo dudas. No tuvimos suficiente información. Me hubiera gustado que existieran más foros para conocer a fondo el proceso, desde lo más básico, como qué hace cada cargo, hasta las propuestas de los aspirantes”.
Algunos ciudadanos indicaron que el proceso fue sencillo porque ya habían practicado con antelación o seguido las campañas de ciertos candidatos. Otros, sin embargo, dijeron que votar fue como lanzar un “volado”. “¿Cómo eliges a alguien si no sabes ni quién es ni qué propone?”, comentó Javier Hernández, votante de Ocoyoacac.
Desconfianza y críticas al proceso
No faltaron quienes manifestaron una crítica abierta y frontal hacia el proceso, calificándolo de “farsa”. Para estos ciudadanos, la elección judicial no representó un avance, sino un intento encubierto del gobierno de turno por apoderarse del Poder Judicial.
“Para qué votamos si al final este nefasto gobierno va a poner a quien ellos quieran. Quieren tener el control de todo. Eso no es democracia, eso es autoritarismo”, dijo con firmeza una mujer que prefirió no identificarse. Esta percepción, compartida por varios entrevistados, revela un profundo desencanto con el sistema político actual y una falta de confianza en que el voto tenga un impacto real.
Algunos incluso señalaron la aparición de “acordeones” o listas preparadas con los nombres a votar que portaban algunos electores. “Eso es manipulación, no un ejercicio libre. Ya todo estaba planeado. Esto fue un fraude”, dijo molesto un ciudadano en San Mateo Atenco.
Poca presencia de jóvenes: una generación ausente
Uno de los aspectos más notables durante la jornada fue la escasa participación de jóvenes. La mayoría de los votantes fueron adultos y personas de la tercera edad. Esta ausencia juvenil fue interpretada por varios observadores como un reflejo del desinterés de las nuevas generaciones hacia la política y los procesos electorales.
“Los jóvenes están completamente desconectados. No les interesa votar ni participar. Eso es grave, porque se están desentendiendo del futuro del país”, opinó Rosa María Mendoza, vecina de Santiago Tianguistenco.
Otros ciudadanos expresaron su preocupación de que este desapego generacional abra la puerta a decisiones poco representativas y al debilitamiento del sistema democrático.
“Se está acabando hoy la democracia. La están haciendo pedazos, igual que al país”, afirmó Enrique Salinas, aludiendo directamente a lo que considera una manipulación del sistema judicial por parte del gobierno actual.
Conclusión: un experimento que necesita ajustes
El proceso electoral extraordinario para elegir jueces y magistrados fue, sin duda, un hecho sin precedentes en la historia política de México.
Sin embargo, la jornada del 1 de junio dejó más preguntas que certezas.
La baja participación, la falta de información, la desconfianza hacia las instituciones y la percepción de manipulación, demuestran que este mecanismo necesita ajustes profundos para cumplir su propósito democratizador.
Lejos de fortalecer la legitimidad del Poder Judicial, este ejercicio puede haber evidenciado el desfase entre las reformas impulsadas desde el poder y la preparación cívica real de la ciudadanía para asumir ese nuevo rol.
Más allá del entusiasmo inicial, la experiencia demostró que no basta con abrir las urnas: hace falta informar, educar y generar confianza para que la democracia florezca.