CULTURA

“Grandeza Otomí”: una ruta que celebra la historia, la naturaleza y la tradición en el corazón mexiquense

Por Mireya Álvarez

En esta temporada vacacional, mientras muchos buscan escapar de la rutina, el Estado de México ofrece una alternativa enriquecedora: la Ruta “Grandeza Otomí”, una experiencia cultural y natural que invita a conocer el legado vivo de uno de los pueblos originarios más emblemáticos del país.

Impulsada por la Secretaría de Cultura y Turismo estatal, esta ruta conecta diversos municipios donde la historia, la identidad y los paisajes se entrelazan, consolidando a la región como “Un Destino Hecho a Mano”. Desde majestuosos cerros hasta parroquias barrocas, la ruta ofrece un recorrido por lugares que han sido modelados durante siglos por la sabiduría de las comunidades otomíes.

Ubicado entre montañas y senderos, Jiquipilco se presenta como un paraíso para los amantes del turismo de aventura. El Cerro de la Bufa, así como las presas El Jabalí y Verde, son puntos ideales para practicar senderismo, escalada o ciclismo de montaña, con paisajes que invitan a la introspección y el asombro.

Con una mezcla de naturaleza y tradición, Isidro Fabela ofrece espacios como la Presa Iturbide, perfecta para acampar bajo las estrellas y degustar truchas recién pescadas. El municipio también es hogar de la Parroquia de Santiago Apóstol, un recinto del siglo XVIII que se mantiene como símbolo de la fe y la arquitectura virreinal.

Mientras que, el municipio de Morelos se suma a esta ruta con el Parque Boshegui, la Presa El Tigre y el paraje conocido como “Las Peñitas”, donde se levanta un monumento en honor a José María Morelos y Pavón. Desde ahí, la vista panorámica del valle es simplemente imperdible.

En Nicolás Romero, también se encuentran grandes sabores y rutas ecoturísticas, aquí, la llamada ruta truchera es uno de los principales atractivos. En criaderos como Transfiguración y Cahuacán, los visitantes pueden disfrutar de este platillo típico, mientras que parques ecoturísticos del municipio ofrecen opciones para hacer senderismo, montar a caballo o recorrer senderos en bicicleta.

Mientras que, en Otzolotepec conocido por su historia barroca y aventuras al aire libre, conserva uno de los más preciados tesoros del arte virreinal como lo es la Parroquia de San Bartolomé Apóstol, que resguarda un retablo barroco cubierto de hoja de oro. En sus alrededores, la naturaleza también cobra protagonismo con senderos ideales para caminatas o acampadas en familia.

En Temoaya, la cultura otomí se respira en cada rincón. El Centro Ceremonial Otomí, rodeado de montañas, es un punto místico y lleno de simbolismo ancestral. Además, este municipio es reconocido por sus artesanías textiles, elaboradas por manos expertas que preservan una tradición milenaria.

En Xonacatlán, las montañas ofrecen el escenario perfecto para el senderismo y el campismo, mientras que los talleres artesanales abren sus puertas a quienes deseen conocer el proceso de elaboración de los famosos peluches que han dado fama a esta localidad.

Sin duda, la Ruta Grandeza Otomí es mucho más que un destino turístico, sin duda es un encuentro con las raíces, un homenaje a la diversidad cultural y una forma distinta de descubrir el Estado de México: caminando entre montañas, compartiendo sabores, admirando obras del pasado y reconociendo la fuerza de una comunidad que, con manos y corazón, sigue tejiendo su historia.

Para quienes aún buscan qué hacer estas vacaciones, esta ruta ofrece una respuesta clara: reconectar con lo que somos a través de lo que hemos sido.

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