* Una toma ilegítima: la distorsión de protesta……
Por Karina Rocha
Una vez más ha quedado claro que con Morena, si no es por las buenas, es a través de la violencia y destrucción. Lo sucedido el día de ayer en la sede de Rectoría de la Universidad Autónoma del Estado de México, no es más que el resultado de la manipulación, siembra de odio y ansia de poder de quienes hoy lo buscan, en un afán de tenerlo más no servir a través de él.
Destruir las instituciones más sólidas, es la prioridad de la gente en el poder pues, es a través de esas instancias que pretenden “dominar al pueblo”, desbaratando lo que ha tomado décadas construir.
Es de recordarse que la Rectoría de la Máxima Casa de Estudios, se ha convertido en “la joya de la corona” para Morena y como claro ejemplo, el haber impuesto en la Contraloría Universitaria, a través de un Congreso morenista, a Vitorino Barrios, quien, a la llegada de Horacio Duarte a la Secretaria General de Gobierno, perdió toda aspiración al ser removido de ese cargo, tan solo por ser parte del “equipo político” de Higinio Martínez, perdiendo toda esperanza de convertirse en rector de la Universidad Autónoma del Estado de México.
Hoy, a unos cuantos días de que se lleven a cabo las votaciones para elegir a la nueva Rectora de la Máxima Casa de Estudios del Estado de México, como “por arte de magia” se suscitan hechos violentos entre supuestos estudiantes y toman las instalaciones de Rectoría a través de la destrucción y la violencia. ¿Se les hace conocida esa práctica para obtener el poder de alguna institución?
El día de ayer, lamentablemente, Toluca fue escenario de una movilización que en apariencia parecía una expresión legítima del estudiantado de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), sin embargo, al avanzar la jornada, los hechos mostraron otra realidad: no fue una manifestación universitaria genuina, sino un acto orquestado por grupos porriles, ajenos al verdadero espíritu crítico y académico de la institución.
La irrupción en la sede de Rectoría, acompañada de agresiones, pintas, amenazas, destrucción y un discurso vacío de argumentos reales, reflejó más un intento de desestabilización que una demanda estudiantil, los universitarios auténticos, tanto alumnos como docentes, se han deslindado del movimiento y han condenado la violencia, la intimidación y el uso ilegítimo del nombre de la comunidad UAEMéx.
El disfraz de la protesta
Desde horas tempranas, un contingente con mantas genéricas y consignas ambiguas partió hacia el centro de Toluca. Sin una convocatoria formal ni representación clara de alguna facultad, la marcha despertó sospechas desde el inicio, las redes sociales de colectivos estudiantiles con trayectoria no replicaron el llamado, no hubo peticiones articuladas ni posicionamientos serios, sólo un cúmulo de frases vacías, demandas sin sentido, exigencias de diálogo al que también se negaron y, sobre todo, “elecciones limpias”. ¿Elecciones limpias? Entonces, es un hecho que este movimiento está orquestado por aquellos que quieren tomar bajo su mando a la Máxima Casa de Estudios mexiquense, ¡una institución más para destruir!.
Por su puesto algunos de los estudiantes que se prestaron a la marcha del día de ayer, se convirtieron en “caldo de cultivo” para grupos de poder político y manipularlos para exigir lo inexigible, el detalle era “desestabilizar” y sembrar la duda sobre las elecciones venideras.
Al llegar a Rectoría, el grupo -en su mayoría cubierto del rostro, con actitud confrontativa- no intentó entablar ningún contacto institucional. Su única intención era tomar por la fuerza las instalaciones. En menos de una hora, se apoderaron del inmueble, expulsaron al personal administrativo y colocaron mantas en ventanas y balcones, proclamando una “toma indefinida”.
Porras y manipulación
Diversos testimonios de estudiantes y trabajadores universitarios apuntan a que la mayoría de los manifestantes no pertenecían a ninguna licenciatura de la UAEMéx. Se trató de grupos porriles conocidos en la zona metropolitana de Toluca, algunos vinculados históricamente a intereses políticos y clientelares. Las autoridades universitarias también han confirmado que no se presentó ninguna credencial de estudiante para justificar la ocupación.
Incluso algunos asistentes fueron captados portando distintivos de organizaciones ajenas a la universidad o emitiendo consignas que no guardan relación con la vida académica. Esta infiltración porril no es nueva en el contexto universitario mexicano, pero sí resulta alarmante que se utilicen las causas legítimas del estudiantado como pretexto para encubrir fines políticos, chantajes o intentos de control territorial.
Reacciones universitarias
La comunidad de la UAEMéx ha sido clara: esta no es su protesta. Diversas facultades, consejos estudiantiles y asociaciones de profesores han emitido comunicados rechazando la violencia y el uso de las instalaciones como moneda de presión. “No se lucha por la educación bloqueando el conocimiento”, señaló un grupo de alumnos de la Facultad de Humanidades.
En redes sociales, el hashtag #YoNoToméRectoría se hizo tendencia local, acompañado de mensajes que exigían el desalojo pacífico de los ocupantes y una investigación a fondo para deslindar responsabilidades. También se denunció el robo de equipo, vandalismo en oficinas y la interrupción de trámites escolares que afectan directamente a miles de estudiantes.
La Rectoría, por su parte, ha mantenido una postura institucional y de respeto a los derechos humanos, sin embargo, ha dejado claro que no permitirá actos de violencia ni la alteración del orden universitario, por lo que se han iniciado procedimientos legales para recuperar el edificio y se han solicitado medidas cautelares ante las instancias correspondientes.
El trasfondo político
La toma de rectoría ocurre en un contexto complejo, donde ciertos grupos buscan reposicionarse dentro de la estructura universitaria con métodos ajenos al diálogo. Hay versiones que apuntan a intereses políticos detrás de la protesta, especialmente en el marco de las elecciones locales y las pugnas por el control de espacios en la administración universitaria.
El uso de jóvenes para encabezar actos de presión es una táctica recurrente de Morenistas, que han encontrado en las universidades un terreno fértil para ejercer control simbólico. Esta práctica, sin embargo, contradice por completo los valores democráticos que defiende la UAEMéx desde hace décadas.
Defender la autonomía, no secuestrarla
Es necesario distinguir entre la crítica legítima y la manipulación. La autonomía universitaria no significa impunidad para irrumpir con violencia ni carta blanca para apropiarse de los espacios colectivos. Significa, por el contrario, un ejercicio responsable del diálogo, la pluralidad y la resolución pacífica de conflictos.
La comunidad universitaria debe cerrar filas frente a los intentos de desestabilización. No se trata de silenciar la crítica, sino de canalizarla con responsabilidad. La UAEMéx ha atravesado momentos difíciles en el pasado, pero siempre ha prevalecido su vocación de servicio y su compromiso con la educación.
Una lección para el futuro
Lo ocurrido en Rectoría debe servir como llamado de atención. Las instituciones educativas no pueden permitir que sus causas se conviertan en instrumentos de presión ilegítima.