Por Karina Libien
Todos los gobiernos federales se han enfrentado a su propia “crisis política”. Felipe Calderón tuvo su guerra contra el narco; Enrique Peña Nieto cargó con la desaparición de los 43 de Ayotzinapa; Andrés Manuel López Obrador, con una refinería que no refina, el Tren Maya -considerado por muchos como el mayor ecocidio de la historia- y la tragedia de la Línea 12 del Metro. Hoy, Claudia Sheinbaum, la primera presidenta de México, encara una nación fracturada y bajo fuerte presión internacional.
Felipe Calderón (2006-2012): Su sexenio estuvo marcado por la “guerra contra el narcotráfico”. Ordenó la militarización del país para combatir a los cárteles, lo que provocó una ola de violencia sin precedentes. Aunque buscaba restablecer el control del Estado, su estrategia resultó en miles de muertos, desapariciones y graves violaciones a derechos humanos.
Enrique Peña Nieto (2012-2018): Su mayor crisis fue el caso Ayotzinapa, con la desaparición de 43 normalistas. La versión oficial fue ampliamente cuestionada y expuso una red de corrupción y complicidad institucional. Escándalos como la Casa Blanca y La Estafa Maestra sepultaron su credibilidad.
Andrés Manuel López Obrador (2018-2024): Aunque prometió transformación, su sexenio se llenó de controversias. La refinería de Dos Bocas no refina. El Tren Maya avanza destruyendo selva y patrimonio natural. La Línea 12 del Metro colapsó por negligencia. Su política de “abrazos, no balazos” solo permitió el crecimiento del crimen organizado en casi todo el país.
Claudia Sheinbaum (2024- ): A pocos meses de asumir el cargo, enfrenta el caso del Rancho Izaguirre, vinculado a entrenamientos de sicarios y asesinatos. Aunque las autoridades rechazan que fuera un “campo de exterminio”, las imágenes y testimonios reflejan otra realidad.
Y mientras esto ocurre en territorio nacional, en lo internacional se libra otra batalla: Trump volvió a la Casa Blanca, y México vuelve a ceder.
Para evitar la imposición de nuevos aranceles a productos mexicanos, el gobierno de Sheinbaum entregó a 29 líderes criminales solicitados por EE. UU. Aunque la narrativa oficial habla de “cooperación y protocolos binacionales”, en la práctica, fue un trofeo diplomático para calmar a Trump, quien exige resultados inmediatos en su cruzada contra el fentanilo y los cárteles mexicanos.
Esto plantea una pregunta crucial: ¿Qué es la soberanía nacional?
La soberanía es la capacidad de un país para ejercer autoridad sobre su territorio y su población, sin injerencias externas. Significa tener el control sobre las decisiones políticas, económicas y sociales, sin que otros países impongan sus intereses. En términos sencillos, la soberanía es la independencia de un país para tomar decisiones por sí mismo.
¿Cómo debería protegerse? A través del respeto a las leyes internas, la autodeterminación en la toma de decisiones y la defensa de los recursos naturales, la integridad territorial y la autonomía frente a la presión externa. En el caso de México, la soberanía debería garantizar que no se entreguen territorios ni se tomen decisiones que afecten el bienestar del pueblo mexicano, simplemente para complacer a otros gobiernos, por más poderosos que sean.
Sin embargo, ¿cómo se protege esta soberanía cuando hay drones estadounidenses sobrevolando nuestro espacio aéreo? ¿Cuando hay más de 10 mil soldados norteamericanos en la frontera sur para frenar migrantes? ¿Cuando se cede la captura y entrega de líderes criminales como un “trofeo” diplomático para evitar sanciones? México ha comprometido tanto su soberanía política como económica al ceder en estos puntos.
La pregunta sigue siendo incómoda, pero necesaria: ¿seguiremos fingiendo que tenemos el control, mientras otros ya lo tomaron?
Ayer, 16 de abril de 2025, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos dio a conocer una nueva lista de la OFAC (Oficina de Control de Activos Extranjeros), donde designa nuevamente a La Nueva Familia Michoacana, liderada por Johnny Hurtado Olascoaga, alias “El Pez”, y José Alfredo Hurtado Olascoaga, alias “El Fresa”, como una organización terrorista. Esta medida, que viene acompañada de una oferta millonaria en recompensas, es parte de la presión constante de Estados Unidos sobre el narcotráfico en México.
Es claro que esta organización, acusada de la producción y tráfico de fentanilo, sigue siendo una prioridad para las autoridades estadounidenses.
¿Qué sigue después de esta designación de la OFAC? Ya sabemos que la estrella del gabinete de Claudia Sheinbaum, Omar García Harfuch, está haciendo esfuerzos por levantar el gobierno a través de numerosas detenciones importantes en el ámbito del crimen organizado.
Sin embargo, esta nueva sanción de la OFAC deja una pregunta abierta: ¿Será suficiente para frenar la creciente influencia de cárteles como La Nueva Familia Michoacana? La presión internacional y las constantes concesiones que México ha hecho a Estados Unidos, entre ellas la entrega de capos, nos dejan ante la incógnita de si realmente existe un control efectivo sobre nuestra soberanía y seguridad.
Además, en medio de la creciente presión política y económica, Donald Trump ha reiterado sus frecuentes amenazas de replantear los aranceles a productos mexicanos, especialmente después de la crisis hídrica en Texas. La escasez de agua en el estado ha tenido un fuerte impacto en la agricultura, lo que ha afectado directamente la importación de jitomate desde México.
Trump ha utilizado este tema como un arma para exigir concesiones adicionales a México, poniendo en riesgo la estabilidad del comercio bilateral. Si bien México ha logrado evitar aranceles en el pasado a través de acuerdos y negociaciones, el endurecimiento de las demandas de Trump, especialmente en temas tan sensibles como la agricultura y el narcotráfico, plantea nuevos desafíos.
¿Hasta dónde llegará México para satisfacer estas exigencias sin comprometer aún más su soberanía?