La decisión del presidente Donald Trump de retirar a Estados Unidos del Acuerdo Fiscal Global de la OCDE, con la posible reducción del impuesto en EE. UU., más las amenazas de aranceles y efectos en las transacciones bancarias internacionales por la designación de los cárteles en organismos terroristas, que está en proceso, pone a temblar a México, pues los inversionistas pueden analizar mover su capital a Estados Unidos.
El objetivo de la administración Trump por reducir la tasa empresarial en la Unión Americana, le restaría competitividad o atractivo a México para recibir las inversiones, pues se opone al Acuerdo Fiscal Global de la OCDE, señalaron especialistas del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF).
Explicaron que el nuevo gobierno estadounidense de Donald Trump quiere bajar esta tasa de 21 a 15 %; esto quiere decir que la tasa efectiva en EU, después de deducciones, puede ser menor.
Este es un factor que debe revisar y analizar México, ya que la tasa corporativa de impuestos en México es de 30 %, mientras en Estados Unidos es de 21 %, que es tasa nominal y, después de deducciones, tiende a ser más baja y por eso se salió del acuerdo de la OCDE, lo que México no puede hacer por el poco margen en las finanzas públicas, explicaron.
¿Adiós nearshoring?
El presidente Trump se separa totalmente de la idea de que organismos internacionales determinen de alguna manera un marco normativo estadounidense; “se retira formalmente del Acuerdo de París, se retira de la Organización Mundial de la Salud, eso va a implicar que cada vez va a haber mayor libertad para que Estados Unidos tome decisiones sin atender los acuerdos y los consensos internacionales”, comentó Gloria Rocío Estrada Antón, presidenta de la Comisión Técnica de Comercio Exterior del Colegio de Contadores Públicos de México (CCPM).
“Lo que Estados Unidos busca es el backshoring donde las empresas regresen a ellos, no que regresen cerca de ellos, y es lo que estamos enfrentando”, comentó la especialista del CCPM.
General Motors considera moverse a EE. UU. por aranceles en México
General Motors (GM), uno de los fabricantes de automóviles más grandes del mundo, está evaluando la posibilidad de trasladar parte de su producción de México a los Estados Unidos. Esta decisión surge en respuesta a los crecientes aranceles impuestos por México, los cuales afectan significativamente los costos operativos de la compañía. La medida se alinea con una estrategia para mitigar los efectos financieros de las políticas comerciales y preservar su competitividad en un mercado automotriz global en constante cambio.
En los últimos años, México se ha consolidado como importante centro de producción automotriz debido a su mano de obra más económica y su cercanía a Estados Unidos, lo que facilita la integración en la cadena de suministro norteamericana.
Sin embargo, las recientes políticas fiscales y comerciales mexicanas han comenzado a erosionar parte de las ventajas que atraían a empresas como General Motors.
Los aranceles impuestos a ciertas importaciones y exportaciones clave en la industria han aumentado los costos para los fabricantes, generando preocupación entre las empresas que dependen de México como base de producción. Para GM, los aranceles no sólo representan un desafío económico, sino también logístico. Tiene operaciones importantes en México, incluidas plantas en Silao y Ramos Arizpe, que producen vehículos y componentes esenciales.