Estados Unidos entregará el 2 de abril a sus socios comerciales una propuesta de gravámenes basada en sus propias tasas, barreras comerciales no arancelarias y otros factores, junto con una oportunidad de negociar para evitar un “muro arancelario”, manifestó ayer martes el secretario del Tesoro, Scott Bessent.
“El 2 de abril, cada país recibirá un número que creemos que representa sus aranceles”, dijo Bessent a Fox Business Network. “Para algunos países podría ser bastante bajo, para otros, bastante alto”.
El presidente Donald Trump ha dicho que el 2 de abril entrarán en vigor sus “aranceles recíprocos” para equiparar los gravámenes estadounidenses a los niveles de otros países y compensar las prácticas comerciales que su gobierno considera injustas.
No obstante, los comentarios de Bessent indican que puede haber un periodo de negociación antes de que comience el cobro de los nuevos aranceles a la importación.
“Vamos a dirigirnos a ellos y decirles: ‘Miren, aquí es donde creemos que están los niveles arancelarios, las barreras no arancelarias, la manipulación de divisas, la financiación injusta, la supresión de mano de obra y, si ponen fin a esto, no levantaremos el muro arancelario’”, dijo Bessent refiriéndose a los socios comerciales.
Los países que no reduzcan sus barreras comerciales se enfrentarán a aranceles más elevados, destinados a proteger la economía estadounidense, sus trabajadores y sus in- dustrias, advirtió Bessent.
El muro arancelario de Donald Trump contra México ya tiene sus primeros ladrillos. El gobierno de Estados Unidos ha cumplido su amenaza y ha impuesto un arancel de 25 % a todas sus importaciones de acero y aluminio, incluidas las provenientes de su vecino país del sur.
A pesar del T-MEC, de las mesas de trabajo binacionales, de las investigaciones dumping emprendidas por el gobierno mexicano contra el acero chino, el republicano ha incluido a México en la lista de países a los que a partir del 2 de abril se les definirá el futuro de las barreras arancelarias.
Por su parte, el secretario de Comercio, Howard Lutnick, puntualizó que el gobierno del presidente Donald Trump planea tratar de introducir controles a las exportaciones en los acuerdos comerciales “para que los países decidan si están alineados con Estados Unidos y la libertad y la forma de vida occidental, o si buscan ganar un poco más de dinero o comprar algo un poco más barato, (…) vendiendo su alma a aquellos que buscan hacernos daño”.
Los aranceles de Trump han generado un impacto negativo en la economía mundial, ralentizando el crecimiento económico y elevando la inflación global, según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Advierte que el proteccionismo de la administración estadounidense ha colocado al mundo en una trayectoria de menor expansión y mayor incertidumbre financiera.
Según las proyecciones, si los aranceles bilaterales aumentan permanentemente en 10 puntos porcentuales, la producción mundial podría reducirse en 0.3 % en tres años, con una contracción de 0.7 % en Estados Unidos.
Pese a ello, Trump ha minimizado los efectos negativos de su política comercial, argumentando que se trata de una fase de transición hacia un modelo económico más competitivo.