El gobierno de Andrés Manuel López Obrador priorizó el rescate de las paraestatales, entre ellas la Comisión Federal de Electricidad (CFE), encabezada por Manuel Bartlett Díaz. Pero no fueron suficientes los cuantiosos subsidios y transferencias, la CFE continúa enfrentando un panorama financiero complicado, con pérdidas netas y una creciente deuda.
De enero a agosto de este año, los subsidios destinados a la paraestatal ascendieron a 65 mil 265 millones de pesos, 1.6 por ciento más que el mismo periodo de 2023, según reporta la Secretaría de Hacienda.
Aunque el apoyo gubernamental busca compensar las tarifas subsidiadas para la mayoría de los usuarios domésticos, el balance de la CFE sigue siendo deficitario. A pesar de que los ingresos por la venta de electricidad aumentaron ligeramente (1.8 por ciento) en comparación con 2023, alcanzando los 328 mil 743 millones de pesos, los gastos operativos superaron los 348 mil millones de pesos, lo que ha provocado un déficit de 19 mil 962 millones.
Hay que reconocer que la situación financiera de la CFE empeoró, debido a las pérdidas cambiarias derivadas de la depreciación del peso frente al dólar. En el primer semestre de 2024, la paraestatal reportó pérdidas netas por 74 mil 867 millones de pesos, atribuidas en gran parte a una pérdida cambiaria de casi 100 mil millones. Estas pérdidas resultan particularmente alarmantes tras haber registrado utilidades en 2023.
Además, la deuda financiera de la CFE alcanzó los 460 mil 700 millones de pesos en junio de este año, 14 por ciento más que el mismo periodo del año anterior. La deuda con proveedores también se disparó, alcanzando los 78 mil 500 millones de pesos, el nivel más alto en seis años.
Sobre dicho tema, Carlos Flores, analista del sector eléctrico, advierte sobre la falta de inversiones en el sector. “El mercado eléctrico está en crisis, y con la posible continuidad de la política energética actual, el panorama para los próximos seis años es pesimista”, señala. El experto subraya la necesidad de inversiones en la renovación de plantas eléctricas, muchas de las cuales son obsoletas y poco eficientes, lo que contribuye a un aumento en los apagones y en el costo de la electricidad.
México también enfrenta un retraso considerable en el cumplimiento de sus compromisos de reducción de emisiones contaminantes. La falta de inversión en infraestructura energética moderna ha puesto al país en una posición vulnerable, con precios eléctricos en aumento y una capacidad de generación que no logra satisfacer la demanda.
Pese a las dificultades financieras ya citadas, la CFE sigue contando con el respaldo del gobierno y de las agencias calificadoras. Tres agencias internacionales, Moody’s, Standard and Poor’s y Fitch Ratings, mantienen la calificación crediticia de la CFE en grado de inversión, gracias en parte a las transferencias gubernamentales, que se espera asciendan a 81 mil 500 millones de pesos en 2024 y a más de 85 mil millones en 2025.
La nueva directora de la CFE, Emilia Esther Calleja Alor, ha asegurado la continuidad de las políticas actuales. Calleja Alor se comprometió a seguir fortaleciendo el rol de la CFE en el mercado eléctrico nacional, con una participación de 54 por ciento.
Con un contexto de pérdidas millonarias y crecientes deudas, el reto para la próxima administración será decidir si mantiene el enfoque de la actual o busca un viraje para enfrentar los desafíos financieros de la CFE.