Luego de siete meses de violencia en Sinaloa, las señales de alarma en el estado son cada vez más intensas, la economía se está hundiendo, y nada ni nadie ha podido frenar su caída. El deterioro es general. Cifras oficiales del INEGI así lo confirman.
En su Indicador Trimestral de Actividad Económica Estatal 2024, Sinaloa fue una de las economías con menor nivel de crecimiento económico de todo el país, con una disminución de 3.9 %. Ello es una clara muestra del fracaso de las políticas públicas, y de la total ausencia de estrategia económica en la entidad.
Pero la tragedia por venir tendrá mayor dimensión. De acuerdo con el INEGI, durante el cuarto trimestre 2024, la economía de Sinaloa tuvo una disminución de -6.78 %, la peor a nivel nacional. En particular, las actividades primarias tuvieron una caída de 28.6 %. Es decir, el principal motor que mueve a la economía regional está en total desgracia.
Además, falta contabilizar las pérdidas derivadas de la crisis de inseguridad pública que, durante 8 meses consecutivos, ha afectado negativamente a la economía de Sinaloa.
Desde hoy se puede advertir que el PIB estatal de 2025 y 2026, marcarán récord por la magnitud del deterioro.
Recordemos que, debido a la guerra entre grupos delincuenciales, y por el fracaso gubernamental para someterlos, en Sinaloa han cerrado definitivamente más de 750 empresas, y un considerable número adicional han tenido que reducir sus operaciones y sus horarios de trabajo debido a la inseguridad pública. Cierran empresas, crece el desempleo, las familias pierden sus ingresos, no hay inversión, y la gente y las empresas emigran de Sinaloa. El panorama no podría ser peor.
Las cosas difícilmente van a mejorar en corto plazo. Al gobierno estatal todo le sale mal. Se contrató enorme deuda para poner en marcha el Plan Sinaloa como medida contra cíclica, pero ha sido un verdadero fracaso. Sinaloa se hunde. La falta de crecimiento económico regional es evidente, y difícilmente podrá superarse en al menos una década. Urge que las autoridades estatales y federales realmente pongan atención al peligroso deterioro que ya presenta la economía de la entidad. Sin embargo, da la impresión de que a los gobiernos Federal y estatal poco les importa esta debacle regional.
Pero lo más lamentable, es que Sinaloa está expulsando trabajadores, profesionistas y empresarios. Un número cada vez mayor se va hacia otras entidades en busca de oportunidades que ya no existen aquí. Pero lo más preocupante es que, según ha trascendido, importantes empresas locales ya valoran la posibilidad de trasladar su domicilio fiscal hacia otras entidades. El deterioro en la imagen de Sinaloa, y el estigma de narcogobierno que persigue a sus gobernantes, afectan las posibilidades de expansión territorial de las marcas sinaloenses. Por eso prefieren irse del estado, y con ello cortar de tajo con ese estigma. Además, saben que en Sinaloa se ha perdido toda expectativa de progreso.