CAMBIANDO DE TEMA

Recesión económica, ¡en puerta!

Por Karina A. Rocha Priego

Definitivamente, ¡México no está bien! No sólo ha impactado a la sociedad el alza en la violencia y criminalidad que hoy deriva en fosas clandestinas y centros de exterminio, pero, independientemente de ello, ha sido más que claro que la economía en México está bastante mal; al grado de que se recomienda a las familias mexicanas “discreción en sus gastos”, toda vez que se avecina una fuerte recesión y, ¡cómo no!, si durante el sexenio pasado se dedicaron las autoridades a ¡saquear al país! Hoy ya no saben de dónde sacar dinero para que el país ¡no se detenga!.

Por supuesto que la cada vez menos tardía recesión económica en México tendrá un impacto particularmente grave en las familias de bajos recursos económicos, ya que enfrentan mayores vulnerabilidades y dificultades para acceder a recursos básicos. Cuando la economía se desacelera, las familias de bajos ingresos son las que más sufren debido a una combinación de factores. Aquí algunos de los impactos más relevantes:

1. Aumento en el desempleo y la informalidad.

En tiempos de recesión, las empresas suelen reducir sus operaciones o incluso cerrar, lo que lleva a despidos masivos. Las familias pobres, que dependen en gran medida de empleos informales (sin seguridad social ni prestaciones), son más susceptibles a perder sus fuentes de ingreso, sin acceso a indemnizaciones o beneficios por desempleo.

* La informalidad laboral, que afecta a una gran parte de la población en situación de pobreza, se ve aún más afectada en estos periodos, lo que genera una falta de estabilidad y seguridad económica.

2. Aumento de precios y disminución del poder adquisitivo.

La recesión puede generar una inflación, lo que significa que los precios de productos y servicios básicos (alimentos, transporte, productos de higiene) aumentan, mientras que los salarios permanecen estancados o incluso disminuyen.

– Las familias más pobres, que ya dedican la mayor parte de sus ingresos a satisfacer necesidades básicas, se ven aún más afectadas porque su poder adquisitivo disminuye y no pueden acceder a productos esenciales.

3. Recortes en programas sociales y apoyos gubernamentales.

Durante las recesiones, los gobiernos suelen enfrentar dificultades fiscales y, a menudo, recortan programas de apoyo social. Esto afecta de manera directa a las familias que dependen de apoyos como los subsidios alimentarios, becas, programas de salud o vivienda.

– En algunos casos, los recortes a programas como “Prospera” u “Oportunidades” pueden hacer que las familias más vulnerables pierdan acceso a recursos que les permitían sobrevivir en condiciones de precariedad.

4. Acceso limitado a servicios de salud y educación.

El deterioro de la economía también afecta los servicios públicos, incluidos la salud y la educación, que suelen volverse menos accesibles para las familias de bajos ingresos durante una recesión.

– La falta de empleo o la precariedad en los trabajos informales pueden generar una reducción en el acceso a servicios médicos o educativos, lo que perpetúa el ciclo de pobreza.

5. Endeudamiento creciente.

En busca de una solución inmediata, muchas familias de bajos ingresos recurren a préstamos informales o usureros para sobrevivir, lo que genera un aumento en su endeudamiento.

– Este endeudamiento puede ser un ciclo negativo, ya que los intereses elevados y las dificultades económicas pueden dificultar el pago de deudas, llevando a las familias a una situación de pobreza aún más profunda.

6. Desigualdad económica.

Las recesiones exacerban las desigualdades económicas preexistentes, afectando a las clases bajas de manera desproporcionada. Las brechas entre ricos y pobres tienden a ampliarse en tiempos de crisis económica, lo que profundiza las disparidades sociales y económicas.

– Esto también implica una disminución de las oportunidades de movilidad social para las personas que nacen en familias pobres, ya que los efectos de la recesión pueden retrasar o dificultar sus posibilidades de acceder a una mejor calidad de vida.

7. Incremento en la pobreza extrema.

La recesión no sólo aumenta la pobreza, sino que puede empujar a muchas familias a situaciones de pobreza extrema, donde su capacidad de acceder a alimentos, vivienda y atención médica es aún más limitada.

– Según datos históricos, las recesiones en México han provocado un aumento en los niveles de pobreza extrema, que afectan sobre todo a niños, mujeres y personas mayores.

Estarán de acuerdo en que la recesión económica en México tendrá un impacto devastador en las familias de escasos recursos, que las autoridades pretenden “tapar” con programas sociales y repartición de recursos que, por cierto, empiezan a escasear, al grado de que el Gobierno Federal se “saca de la manga” programas que, incluso, podrían ser anticonstitucionales, para “hacerse de dinero, a la mala”, para tratar de seguir cumpliendo con la población.

Pero, sin lugar a dudas, los pobres serán los que enfrenten mayores desafíos en términos de empleo, ingresos, acceso a servicios básicos y estabilidad económica. Si bien el gobierno y las políticas públicas pueden ofrecer algunas soluciones a corto plazo, la estructura económica subyacente y la falta de acceso a oportunidades para estas familias suelen perpetuar la pobreza.

En estos contextos, es crucial implementar políticas que no sólo busquen mitigar los efectos de la crisis económica, sino también fomentar una recuperación inclusiva que beneficie a los sectores más vulnerables, pero, estarán de acuerdo, mientras haya programas sociales que lo único que hacen es “mantener cautivo” al pueblo a cambio de “tres pesitos”, sin obligarlo a ser productivo para la sociedad, la recesión que, dicen, no ha llegado, está a la vuelta de la esquina y habrá de sorprender a millones de mexicanos con las alcancías vacías y, entonces sí, México se convertirá en un país de indigentes porque, sin escuela, sin oportunidades, sin trabajo y sin dinero, ¿dónde cree usted que esos ciudadanos terminarán?…

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