Por Karina A. Rocha Priego
Increíble, pero cierto. Los priistas parecen no entender que su partido político está en vías de extinción por los abusos cometidos por servidores públicos emanados de ese instituto político, perdiendo el respeto y la confianza de los electores, no sin antes llenarse los bolsillos de los recursos del pueblo, lo que en los últimos años ha derivado en “intercambiar alcaldías, gubernaturas y hasta la Presidencia de México por libertad e impunidad de corruptos”.
Aunque esto, todos ustedes ya lo saben, pero estoy cierta que no alcanzan a entender, como la que esta escribe, el cómo una vez más cayeron en la trampa de Alejandro Moreno Cárdenas, quien, lejos de ser líder nacional del PRI en este momento, tras ser “reelegido ayer”, supuestamente, como tal, debería estar ¡en la cárcel! purgando una larga condena por haber ¡asaltado al pueblo de Campeche!, mientras fue gobernador de aquel estado de la república; hechos que se encuentran documentados perfectamente pero, como muchos otros, este se vendió al Presidente Andrés Manuel López Obrador quien, dicen, “lo tiene agarrado de un pelo”, manejándolo como marioneta a su antojo.
Es difícil de creer que aquellos que hicieron posible la reelección de Moreno Cárdenas también estén bajo la amenaza lopezobradorista, permitiendo que este sujeto se vuelva a hacer cargo del PRI, cuando ha sido el responsable de su hundimiento, de su derrota, de convertirse en la burla de los mexicanos, de que los ciudadanos hayan caído en la trampa de Morena, artífice de la derrota priista, siempre escuchando lo malo que ha sido ese partido político para los ciudadanos.
Lo hecho, hecho está. La reelección de Alejandro Moreno y Carolina Viggiano, como presidente y secretaria general del Partido Revolucionario Institucional (PRI), quedó en firme y, aunque el proceso inició hace 36 días, desde el primero fue señalado como un proceso amañado, simulado, apócrifo; aún así, el sujeto en cuestión obtuvo 440 votos, 97 % de los sufragios emitidos, de los cerca de 500 integrantes del Consejo Político Nacional, contra los ocho apoyos que obtuvo su única “a modo” oponente, Lorena Piñón, y su compañero de fórmula, Cuauhtémoc Betanzos. El presidente de la Comisión de Procesos Internos del PRI, Pablo Angulo, ha anunciado el triunfo de Moreno Cárdenas minutos después del cierre de las urnas.
Y volvemos a lo mismo. Este proceso se llevó a cabo muy a pesar de tantos opositores encabezados por Dulce María Sauri, quien en algún momento anunció la conformación de un frente contra la reelección de Moreno Cárdenas, el cual, a la mera hora, no tuvo el peso suficiente para evitar esta falacia política.
Si fue una farsa, una simulación, una marranada pero, al final, ¿de qué tienen que preocuparse los priistas si están huyendo hacia otros partidos políticos? Porque el éxodo de priistas comenzó mucho antes de llevadas a cabo las elecciones 2024; posterior al proceso, cientos de priistas dejaron al tricolor para unirse a otros partidos en busca de cargos públicos “seguros” pero, sobre todo, renunciaron al PRI todos aquellos que consiguieron un “pase de impunidad” con Morena, siendo exalcaldes y exgobernadores, principalmente, los que “vendieron su alma al diablo”.
Los opositores hicieron lo que pudieron. Otra vez fue más fuerte el poder de “la amenaza presidencial” que la militancia priista.
De ahí que los exdirigentes nacionales del PRI, como Dulce María Sauri, Pedro Joaquín Coldwell y Enrique Ochoa Reza, acusaran que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ha sido permisivo ante el “atraco” de la dirigencia nacional, que ayer domingo culminó con la reelección de Alejandro Moreno Cárdenas en la presidencia del partido para los próximos cuatro años.
Estos, sostuvieron que la Asamblea Nacional tiene múltiples ilegalidades en cuanto a su ejecución, pues el Reglamento para su organización no fue aprobado por el Consejo Político Nacional (CPN) como lo establecen los Estatutos en su artículo 83.
Denunciaron, además, la falta de información oportuna de los cambios estatutarios que se iban a votar ni acceso amplio a las mesas de discusión para las y los delegados interesados en participar.
Además, señalaron que, por primera vez en la historia del Partido Revolucionario Institucional, el dirigente se reelige “a puerta cerrada”, sin propuestas, ni debate, ni proyecto de futuro y donde la militancia ha estado ausente.
Ahora, hay que esperar la respuesta de las dirigencias priistas estatales que, como se ven las cosas, tendrán que someterse a los resultados de esa farsa electoral que volvió a designar a Moreno Cárdenas o renunciar definitivamente al Partido Revolucionario Institucional, lo cual, seguramente “pocos lo habrán pensado” pues, ¿quién desprecia las prerrogativas partidistas? A pesar de que el Revolucionario Institucional no sólo perdió votos, sino millones de pesos en prerrogativas que ya no recibirán, sin contar que ya no recibirá algo así como 298 millones de pesos de financiamiento público en 2025 por sus resultados en la elección de diputados federales.
Ello lleva a que, el partido que fue el más poderoso del país por más de 70 años, en 2025 enfrentará una situación económica e interna complicada, pues recibirá menos recursos para el financiamiento de sus actividades ordinarias y si a eso le sumamos que el PRI sólo tiene a dos gobernadores de su partido, de 32 que son, las preguntas obligadas: ¿de dónde atraerán recursos para subsistir? ¿Acaso el expresidente Enrique Peña Nieto regresará los recursos de los mexicanos que se llevó? ¿Será que exgobernadores priistas aportarán recursos al tricolor para no morir en el olvido?.
Por lo pronto, se sabe que el Estado de México habrá de perder 183.3 millones de pesos durante los próximos tres años de prerrogativas, marcando una tendencia al olvido total en la entidad más poderosa del país.
Así las cosas en el PRI nacional, el cual ¡volvió a renovar su sentencia de muerte!.