El pasado 11 de febrero, el Senado de la República aprobó por unanimidad la entrada de 10 militares de Estados Unidos para capacitar a las fuerzas especiales de la Secretaría de Marina (Semar).
La capacitación se llevará a cabo del 17 de febrero al 28 de marzo de 2025 en el Centro de Capacitación y Adiestramiento Especializado de Infantería de Marina, ubicado en San Luis Carpizo, Campeche.
Este acuerdo tiene como objetivo fortalecer las capacidades operativas de la Semar en áreas como combate, rescate, manejo de equipos tácticos avanzados y técnicas de navegación. El senador Rolando Rodrigo Zapata Bello, presidente de la Comisión de Marina, destacó que esta colaboración re-presenta una oportunidad para mejorar la seguridad nacional y la capacidad operativa de la Armada de México.
La senadora Lilly Téllez García, del Partido Acción Nacional (PAN), enfatizó que este tipo de ejercicios demuestra la posibilidad de una cooperación militar entre México y Estados Unidos sin que ello implique un riesgo para la soberanía nacional. Además, destacó que las actividades entre ambas instituciones permiten la práctica de compartir inteligencia.
Sin embargo, la autorización no estuvo exenta de controversia. El senador Emilio Álvarez Icaza Longoria, del Grupo Plural, cuestionó la entrada de militares estadounidenses armados, argumentando que podría interpretarse como una cesión de soberanía. Por su parte, la senadora Laura Iraís Ballesteros Mancilla, de Movimiento Ciudadano, expresó su preocupación por el aumento de la participación militar en la administración pública y sugirió que la capacitación debería enfocarse en la formación de policías en temas de seguridad pública.
Este acuerdo se enmarca en una serie de colaboraciones entre México y Estados Unidos en materia de seguridad y capacitación militar. En abril de 2024, el Senado mexicano aprobó la entrada de 11 militares estadounidenses para participar en actividades de adiestramiento conjunto con las Fuerzas Armadas mexicanas en Santa Gertrudis, Chihuahua.
La cooperación entre ambos países en este ámbito busca mejorar la interoperabilidad y fortalecer las capacidades de las fuerzas armadas mexicanas frente a desafíos como el crimen organizado y el narcotráfico.
Además, en los últimos años se han realizado ejercicios conjuntos en diversas instalaciones militares mexicanas, incluyendo prácticas de combate urbano, misiones de rescate y operaciones marítimas.
De acuerdo con el especialista en seguridad nacional, Javier Oliva Posada, la presencia de militares estadounidenses en territorio mexicano para labores de capacitación “no debe interpretarse como una intervención extranjera, sino como un intercambio técnico que puede fortalecer las capacidades operativas de la Marina”.
No obstante, algunos analistas advierten que es necesario establecer límites claros en la relación militar con Estados Unidos, evitando una dependencia excesiva y asegurando que los intereses de México sean siempre prioritarios.
La aprobación unánime del Senado para permitir la entrada de 10 militares de Estados Unidos con fines de entrenamiento a la Marina refleja el interés del gobierno mexicano en fortalecer sus capacidades de seguridad mediante la cooperación internacional.
A pesar de las críticas y preocupaciones sobre la soberanía, este tipo de acuerdos han sido recurrentes.