CAMBIANDO DE TEMA

Más importante un capricho presidencial que la devastación de Acapulco

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Por Karina A. Rocha Priego

A 14 días de que el huracán “Otis” azotara al estado de Guerrero, arrasando literalmente con el puerto de Acapulco, su futuro sigue incierto. Se dice, para reconstruir el municipio, se requieren algo así de 300 mil millones de pesos, o sea, 17.2 millones de dólares que, definitivamente, ¡no tenemos!.

Sin embargo, ha quedado más que claro que los malos manejos del presidente Andrés Manuel López Obrador, movido por la terquedad, cerrazón, obstinación, ha hecho que los errores cometidos desde el inicio de su administración tengan un altísimo costo económico en detrimento de los mexicanos.

Recordemos, recién llegó López Obrador al Gobierno de la República, paró de tajo la obra de construcción del Aeropuerto Internacional de Texcoco, “capricho” que tuvo un costo de 113 mil 327 millones de pesos, cuando la obra llevaba un avance de 53 %, o sea, más de la mitad de la obra estaba concluida, sin embargo, se dice que lo que motivó a AMLO a dicha cancelación, además de “mostrar su poder como jefe del Ejecutivo”, fue saber de primera mano que la cúpula priista había comprado todos los terrenos de alrededor del aeropuerto de Texcoco, lo que motivó a que se entercara y prefirió detener esa macrobra.

Y es que, dicho sea de paso, la voracidad de los priistas fue lo que motivó a López Obrador a cancelar el aeropuerto (NAIM), pues se decía que, mientras un servidor público compraba un terreno a peso el metro, por otro lado lo vendía a mil dólares a empresas extranjeras como arrendadoras, hoteleros, agencias de viajes, hangares, perjudicando a los dueños de los terrenos a quienes literalmente ¡asaltaban!, de ahí que López Obrador llegara a la conclusión de cancelar, cuando en realidad pudieron haber mil formas de evitar que México perdiera por dicha acción más de 113 mil millones de pesos. Sólo como pago de cancelación de contratos, más lo invertido en la construcción (vaya sumando).

Sin embargo, cancelar Texcoco implicaba buscar otra opción y se le hizo fácil mostrar, una vez más, “quién era el Presidente de México, sirviera o no para algo”, por lo que se le ocurrió “adjuntar” a la Fuerza Aérea Mexicana y “construir” lo que hoy conocemos como AIFA que, hoy por hoy es una obra ¡inservible! y, si bien es cierto que a futuro -pero muy a futuro- tendrá que funcionar ese aeropuerto, mientras tanto, el Gobierno de López Obrador le invirtió (¿) poco más de 85 mil millones de pesos a una obra que de alguna manera ¡ya estaba a 50 por ciento de avance!, como lo era el Aeropuerto de Texcoco. Esto significa, querido lector, entre una obra y otra, un gasto de 198 mil millones de pesos.

Seguramente se estarán preguntando, ¿y eso a qué viene, si es de todos conocida esa información? A que trato de hacer un comparativo de los gastos innecesarios, superfluos, pero millonarios, que ha hecho la administración federal de López Obrador, con el dinero que se necesita para reconstruir Acapulco y, créanme ninguna necesidad de López Obrador se compara con la necesidad de los más de 800 mil habitantes de Acapulco.

La refinería “Dos Bocas”, querido lector, ¿para qué? Es una “refinería” que desde su “media inauguración” -01 de julio de 2022- ¡no ha refinado un litro de petróleo!, pero eso sí, aquí se ha gastado el gobierno federal, algo así de ¡25 mil millones de dólares!, cuando se le olvida al Presidente de México, que estamos en la era de las ¡energías limpias, renovables! Nada menos tenemos a una empresa TESLA, tratando de construir la planta más grande del mundo en Nuevo León, una fábrica de automóviles ¡eléctricos!, lo que nos indica que esa es la tendencia mundial, los autos eléctricos o híbridos, que de Dos Bocas poco o nada habrán de necesitar, por lo que su futuro es convertirse en un elefante blanco, bastante caro.

Tren Interurbano, cuya inversión hasta el momento asciende a más de 94 mil millones de pesos y está ¡inconcluso!.

Tren Maya, además de la devastación provocada, la cual también ha tenido un costo, no sólo por lo que implica el ataque al “medioambiente” -así se llama, no tiene otra mitad, como busca el presidente-, sino por devastación de construcciones prehispánicas que hablan de la historia de nuestro país y el saqueo de reliquias que se han llevado los responsables de la obra que, si bien es cierto en algún momento también habrá de funcionar, pues ha tenido un costo de casi 384 mil millones de pesos.

Y, por si fuera poco, el desvío de más de 100 mil millones de pesos que detectó la Auditoría Superior de la Federación tan sólo en el primer año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador que, hasta el momento, se desconoce el destino de ese dinero.

Pero no puedo dejar de mencionar todo el material que ¡se robaron! de la obra del Aeropuerto Internacional de Texcoco, luego de haber sido para la obra de la administración amlista para luego ser cancelada (AIFA). ¿Dónde está ese material? ¿Quién se lo robó? ¿A dónde fue a parar? ¿A cuántos miles de millones de pesos equivale la venta ilegal de ese material? Sólo el Presidente de México sabe la verdad de ese material saqueado de Texcoco y, ¿quién ha dicho algo al respecto?.

Por lo pronto, tenemos que hablar de lo que nos compete en este momento: Acapulco. El golpe que asestó el huracán “Otis” sobre el puerto ha sido verdaderamente grave, no hay forma de describir la realidad que se está viviendo en aquella región, un lugar devastado en su totalidad, donde la población ¡perdió todo! y sigue en espera de ayuda del Gobierno, este que ha sido tan vil que ha utilizado el apoyo ciudadano para ¡etiquetárselo y hacer creer que es AMLO el que está apoyando! cuando la realidad es otra.

Un Acapulco, cuya reconstrucción oscila entre los 15 mil y 20 mil ¡millones de dólares!, cantidad que se escucha fuerte, pero, siendo honestos, el capricho y necedad del presidente le han hecho gastar tres o cuatro veces más de lo que costaría levantar el puerto de Acapulco.

Y la pregunta obligada, ¿cómo es posible que no tengamos un fondo de reconstrucción inmediata? No hay dinero en México para eso. Hay para lo que quiere el presidente, para las cosas del presidente, para los caprichos del presidente, para eso sí hay dinero y disponibilidad inmediata, pero no hay 15 mil millones de dólares, para levantar Acapulco…

Continuará…


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