CULTURA

Altar de Dolores: cultura y arte popular

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Con una tradición que este año cumple su 50 aniversario, Joel Gómez Soto celebra el Viernes de Dolores con un altar monumental, reconocido desde 2018 como patrimonio cultural y turístico del municipio de Soledad de Graciano Sánchez.

En esta edición, al igual que en todas las anteriores, se preparó con antelación para la confección del vestido de la Virgen y los elementos que integran el altar, así como para la comida que ofrece a los asistentes.

A lo largo del día, el altar es visitado por decenas de familias que acuden a admirar el majestuoso escenario, en el que fue colocada la figura de la Virgen de los Dolores, arropada con un vestido largo dorado con olanes en color blanco, pedrería y capa.

Aunque no se tiene una cifra exacta de cuántas personas arribarán, se estima que sean cerca de dos mil, de todas las edades.

Joel Gómez refirió que incluso es visitado por personas que él conoció siendo niños de brazos y hoy son adultos, a quienes ha visto crecer, pero tambén acuden visitantes extranjeros.

A la figura le acompañan otros elementos, como flores elaboradas con papel crepé en color morado, velas, banderitas de papel, y la imagen de Cristo en la parte superior y sobre los pies de La Dolorosa.

El color morado pinta el número 102 de la calle Privada de Guerrero en la cabecera municipal y llama la atención de quienes desconocen esta celebración, pero hay muchos otros que año con año acuden, manteniendo viva esta tradición.

Curiosamente, Joel no se considera un católico devoto, considera que no se requiere ser fiel de esa iglesia para ser parte de esta festividad, la cual describe más como una muestra del arte popular.

El origen se sitúa en 1974, cuando tenía sólo 10 años de edad y a raíz de un accidente encontró esta imagen, la cual le llamó tanto la atención que decidió investigar sobre ella.

“Fue un accidente, de que se quemó un cuadro, había una imagen de un Sagrado Corazón y detrás de esa imagen la de la Virgen de los Dolores, me llamó la atención en ese tiempo, por mi edad pregunté con mis mayores, más o menos me explicaron a que se debía todo eso y lo empecé a hacer”, relató Joel.

Cuenta que en aquellos años, cuando inició con la instalación de sus primeros altares, utilizaba telas económicas, litografías e imágenes de papel y cartón.

Desde aquel incidente que se suscitó en el Barrio del Montecillo donde vivía de pequeño, el altar lo realizó durante cerca de 18 años, después lo empezó a recrear en la cabecera municipal de Soledad de Graciano Sánchez.

Compartió que la imagen actual de la Virgen, una figura de alrededor de un metro y medio de altura, la adquirió hace aproximadamente 23 años y desde diciembre alista los preparativos, como la compra de la tela que tiene que conseguir en otras ciudades, así como diversos aditamentos para su creación.

El proceso creativo consiste en elegir el diseño que llevará el atuendo, pues en todos estos años no ha repetido vestuario, solo los colores y el tipo de tela, alguna más brillosa, con pedrería, lisa, con bordes, pero no igual.

La elaboración de cada uno de los elementos los realiza con un trabajo minucioso, considerando los factores climáticos y demás detalles que, aunque para los demás no serían muy importantes para él, hacen la diferencia.

“Yo llevó a cabo toda la creatividad del diseño, el arreglo, el vestido de la Virgen, aunque hay personas que no creen que yo hago todo desde cero, la base principal del altar son las imágenes, los cristos, cruces, las coronas, el gallo, las palomas, los germinados, las banderas, las naranjas, y la comida de Cuaresma, que son el ceviche, nopales, pan, manzanilla y aguas frescas, que se ofrece como reliquia a las personas”, explicó.

Transmitir una emoción es lo que lo motiva e inspira a seguir con esta tradición, pues señaló que cada persona que acude a visitar el altar muestra una reacción distinta; puede ser el asombro, la fe o la ingenuidad, pero también destaca la alegría de los pequeños.

“Los niños creo que son el motor en la vida y el mundo, y son quienes realmente me hacen hacer todo esto. Yo lo hago más que nada como cultura, o arte popular, porque está considerado así, no hay compromiso con nadie, es algo muy personal y no trato de cambiar las ideas de las personas, simplemente es una manera de compartir lo que sé o conozco”, dijo.

Joel Gómez aseguró respetar las creencias y devoción de las personas hacia esta imagen, como hacia otros santos, sin embargo, dice no ser el indicado para hablar o dar testimonio de algo que no le ha ocurrido.

“Hay gente que tal vez la fe los mueve, sí ha habido mucha gratificación de las personas hacia la imagen y hacia mí, pero la verdad no puedo tocar un tema religioso, en el sentido de que yo lo veo como un arte, pero como lo quieran ver o tomar, adelante, es muy respetable”, consideró.

La algarabía de este año le llevo a buscar algo diferente, como fue entrar a clases de violín y piano, para poder ejecutar algo de lo aprendido durante el Viernes de Dolores.

Además de pegar en tablas de madera de gran tamaño lonas con la imagen que fueron colocadas en el exterior de la vivienda, para recibir a toda aquella persona interesada en visitar su altar.

Durante la pandemia no se suspendió la instalación del altar, aunque sí se restringió el acceso, por las medidas sanitarias que se establecieron, aunque unos meses antes se enfermó de Covid, eso no le impidió montar su altar.

En el municipio es una tradición muy arraigada, puesto que el templo parroquial lleva por nombre Nuestra Señora de la Soledad, una variante de la advocación de la Virgen María, y cuenta con dos fiestas: el 15 de septiembre y el Viernes de Dolores, una semana antes del Viernes Santo.

El párroco de Soledad, Gerardo Vaglienty Rivera, explicó que con esta festividad se busca honrar a la Virgen María, que estuvo siempre unida a su hijo Jesús en la cruz.

“La iglesia la honra de una manera especial un viernes anterior al Viernes Santo, que se sitúa en la quinta semana de la Cuaresma, se concentra en contemplar a la madre dolorosa, sus sufrimientos y dolor de la madre por la pérdida de su hijo”, explicó el religioso.

Refirió que esto tiene mucho significado en la actualidad, con madres de familia que han perdido a sus hijos, en alguna enfermedad, un accidente o que están desapercibidos o fueron privados de la vida de una manera atroz.

“Todas esas madres que están llenas de dolor, y tiene sentido encontrar fortaleza y dolor en la Virgen María, que también perdió a su hijo de manera violenta, pero que estuvo al pie, luchando y acompañando a su hijo”, afirmó.

La tradición en las familias de elaborar los altares es una forma de exaltar el dolor de la madre y venerarla, los demás símbolos, agregó, son elementos culturales que la gente fue añadiendo.


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