CAMBIANDO DE TEMA

Periodistas, en México, cada vez más expuestos y en peligro

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Por Karina A. Rocha Priego

México, lamentablemente, sigue siendo un país muy peligroso para los periodistas, dejando a un lado los países en guerra aunque, desde hace muchos años, México está en guerra con el narcotráfico y la delincuencia organizada pero ello, no tendría por qué afectar a quienes nos dedicamos al periodismo si solo nos dedicamos a informar.

Sin embargo, hoy el enemigo a vencer, sin lugar a duda, es el odio que ha sembrado el Presidente de México contra los medios de comunicación y reporteros que solo hacen su trabajo, y que todos los días lucha por “llevarse la de ocho”, sin embargo, regresamos a los tiempos de la colonia, cuando por primera vez se implementó “la censura” sobre cualquier texto que fuera contra las doctrinas políticas aplicadas en aquellos tiempos; nada más imagínese usted el retroceso en el que está cayendo México, cuando a los medios de comunicación “se nos prohíbe” dar a conocer la verdad de lo que se está viviendo en este país todavía libre.

Sin embargo, hoy se nos presenta un fenómeno nunca antes vivido en la historia de nuestro México querido pues, de un “plumazo” el Jefe del Ejecutivo federal borró el “nadie por encima de la ley”, olvidándosele que la Constitución no hace exclusiones, no discrimina, no hace excepciones, no otorga privilegios ni da dispensa; en pocas palabras ¡nadie la pude violentar!, ni siquiera el Presidente, ¡pero lo hizo! siendo capaz de ¡gritar!: “…Nadie por encima de la ley… excepto yo y mi gobierno” entonces, ¿qué nos espera al resto de los mexicanos?.

Lo anterior, en alusión a que, Andrés Manuel López Obrador, dio a conocer datos muy sensibles de la periodista Natalie Kitroeff, quien llevaba a cabo una investigación sobre los nexos “del gobierno” con el narcotráfico, pero tal fue la molestia del Presidente que, como venganza, porque solo así se le puede llamar a lo que hizo, soltó hasta el teléfono privado y personal de la periodista del New York Times, como si no se diera cuenta de lo que hacía y, peor aún, cuando se le preguntó si había sido un error el que cometía, dijo ¡qué no!, y que ¡lo volvería a hacer!, lo cual es un acto de “barbarie”.

¿Por qué? Primero porque, insisto, México es uno de los países más peligrosos del mundo para los periodistas; segundo, porque la periodista tocó fibras sensibles al siquiera pensar que podría haber algún nexo con el narcotráfico y miembros de esta administración lopezobradorista, y tercero porque, de ser ciertas algunas apreciaciones, estarán de acuerdo en que, la joven del New York Times, en México, ¡corre un grave peligro!, gracias a la revancha del Presidente de dar a conocer sus “datos personales” los cuales, en México, se suponía, estaban protegidos por el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) y porque existe la Ley Federal de Protección de Datos Personales en México, misma que fue violada, flagrantemente, por el propio Presidente de México.

Querido lector, esto no es una broma, pero el odio que siente el Jefe del Ejecutivo Federal por los medios de comunicación y los periodistas o reporteros, ha rebasado un límite muy delicado, que es salvaguardar la integridad de los trabajadores de la pluma en México, vengan de donde vengan.

Ahora, es preocupante pensar cómo habrá de reaccionar la prensa estadounidense, no solo el New York Times, sino todos los medios que, a diferencia con México, allá hay competencia, si; pero también hay extrema colaboración entre los medios lo cual podría desatar una ola de reportajes en contra del Gobierno mexicano que, indiscutiblemente, serán incontenibles y, ¿quién cree usted que pague los platos rotos? ¡los ciudadanos!, pues ésta se puede convertir en “una batalla” donde, jamás se le ganará al gobierno estadounidense.

Para colmo, en una afán de “levantar una cortina de humo”, el propio gobierno lanzó “una contraofensiva” utilizando a José Ramón López Beltrán quien, horas después del “desatino” de su padre, dio a conocer en redes que “alguien, también, había filtrado su teléfono celular, acusando de invasión a su privacidad”. Ahora resulta que “los ofendidos” son ellos.

Pero a ver, López Beltrán dice “…. es una invasión a mi privacidad” y, ¿lo que hicieron contra Natalie Kitroeff? ¿no lo es también? El hijo del Presidente, dice que “me han puesto en riesgo a mí y a mi familia” entonces, ¿lo mismo podría suceder con la periodista del New York Times, o solo a la familia presidencial? Pues, a decir del Presidente quien filtró el teléfono de de la reportera, este aseguró que “no pasaba nada, que cambiara de número”, recomendación que, muchos ciudadanos, vía redes sociales, hicieron al hijo del Presidente de México.

Pero ¿qué necesidad hay de poner en riesgo a los periodistas en México? Si ya de por sí todos estamos en la tablita.

Además, se corre el riesgo de una arremetida de parte de los medios de comunicación norteamericanos por haber expuesto a una de sus periodistas como lo hicieron pero, peor que eso, asegurar que “por encima de la ley, solo él y ¿su moral?”

En fin, queridos lectores, ahora, hay que esperar a ver las reacciones de los “chairos, incondicionales y fanáticos de AMLO”, pues si el presidente dice “nadie por encima de la ley, más que yo”, pues todos esos “ignorantes y vendidos” querrán hacer lo mismo, y esto se convertirá en una batalla interminable, sobre todo cuando el tema central de todo este drama, es el narcotráfico y los presuntos nexos con servidores públicos de este gobierno.

¿Entienden el riesgo?…..


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