Por Karina A. Rocha Priego
Insostenible la inseguridad la violencia que se vive en México desde hace ya varios años, siendo uno de los Estados más afectados el de México donde, algunos de sus municipios, han sido señalados como los más peligrosos del país cuando, en diversas ocasiones, éstos lugares han sido utilizados únicamente como puente para llevar a cabo toda clase de ilícitos.
Sin embargo, no hay fin de semana en el que no se hable de la violencia que los mexiquenses viven diariamente. Si no son secuestros, son violaciones, ajustes de cuentas, asaltos con violencia, crímenes arteros y hasta linchamientos de presuntos delincuentes que, ante la indiferencia e incapacidad de las corporaciones policiacas de la entidad, es que la población toma la justicia por su propia mano.
Ayer domingo, no fue la excepción.
Lamentablemente un alto funcionario de la Secretaría de Seguridad Ciudadana fue ejecutado, literalmente, en el municipio de Coacalco, en el Estado de México. Un servidor público de la capital del país ¿qué hacía en un municipio mexiquense? Se sabe que estaba fuera de servicio y, en domingo, tuvo algunas diligencias que realizar en ese lugar pero ¿Cómo sabía el asesino dónde estaría?
Se comenta que a éste, le fueron siguiendo hasta el momento del crimen.
Lo cierto, querido lector es que la inseguridad está a todo lo que da en el Estado de México, a pesar de las “buenas intenciones” y buenas noticias que a diario dan a conocer a través de las Mesas de Coordinación para la Construcción de la Paz en la entidad mexiquense, sin embargo los delitos se siguen cometiendo.
Otro incidente violento digno de comentar, tiene que ver con lo sucedido en Xonacatlán, otro municipio mexiquense donde dos camionetas de presuntos talamontes que transportaban madera clandestina fueron incendiadas por vecinos del lugar. Los hechos los cometieron vecinos der la comunidad de San Miguel Mimiapan, que se percataron del los taladores quienes fueron puestos a disposición.
Y qué decir del jovencito de Tenería que murió tras una “novatada”, en manos de otro alumno reconocido por ser altamente violento, ya se encuentra en la cárcel, sí, pero al final murió un joven estudiante.
O qué tal la ejecución de un hombre en las puertas de su casa, esto en San Mateo Otzacatipan, en Toluca. Se dice que alguien tocó a la puerta de la víctima y que éste, al abrirla, se topó con su asesino o asesinos que le dieron tres tiros y lo dejaron tirado.
Que les parece la detención en Ecatepec de dos jóvenes, al parecer “adolescentes”, responsables del delito de robo a comercio, hecho que fue reportado al número nacional de emergencias 9-1-1, generándose una consigna para la localización de los aparentes involucrados, quienes viajaban a bordo de una motocicleta Italika W150 color azul.
Las autoridades los siguieron a través de las cámaras de seguridad dando con ellos logrando la detención. Un caso entre cientos.
Y así podríamos seguir citando casos de violencia que se suscitan en municipios mexiquenses, hechos que, al parecer, son de “poca importancia” para las autoridades pero la percepción de inseguridad persiste entre la población y parece no haber forma de cambiarla, por lo que es necesario que los tres niveles de gobierno, en verdad implementen nuevas políticas públicas para que todas las policías en verdad actúen para salvaguardar la integridad de los mexiquenses.
Es injusto que todos los días, INOCENTES salgan de sus casas sin saber si van a regresar, esa es la percepción, esa es la realidad; no se trata solo de hacer Mesas de Coordinación para la Construcción de la Paz con el gabinete de seguridad, se trata de poner a trabajar a los elementos con los que se cuenta para evitar que los incidentes violentos sigan sucediendo en territorio mexiquense.
Si bien es cierto que, además, células delictivas hacen uso del territorio mexiquense para cometer fechorías y abandonar “a sus muertos”, también lo es que, a falta de vigilancia policiaca, sobre todo en municipios de alto riesgo, es que los delincuentes pueden hacer lo que se les pega la gana sin temor a ser detenidos, de ahí que la violencia y percepción de inseguridad entre los mexiquenses, se recrudezca.
