Por Karina A. Rocha Priego
Cada vez son más los migrantes que deambulan por las calles de este país; cada vez son más los abusos que se cometen en contra de quienes tienen que cruzar, forzosamente por México, para llegar a su destino final, y cada vez, somos más inhumanos con quienes sólo quieren dar un mejor futuro a sus hijos, a sus familias.
Pero cuando se conocen sus historias, cuando escuchamos los padecimientos que sufren durante sus travesías, lo primero que debe pasar por nuestra mente es que cientos de miles de migrantes ¡mexicanos!, padecen lo mismo, malos tratos, persecuciones, hambre, pobreza, muerte, sin embargo, resulta curioso que sea en México, precisamente en su país, donde son más perseguidos, maltratados, humillados; aun así buscan cruzar la frontera hacia Estados Unidos porque aquí, en su México, no hay oportunidades, ni progreso ni desarrollo para ellos.
Ahora imagínese usted, querido lector, lo que es México para los migrantes extranjeros, ¡su peor pesadilla! Y todavía, los ciudadanos comunes y corrientes ¡los maltratan! Cuando llevan niños en brazos, pidiendo una moneda para poder comer.
Es triste realmente el panorama que estamos enfrentando y, si bien es cierto que de mil, el diez por ciento es un migrante “malo”, delincuente, sociópata, hasta asesinos, el otro 90 por ciento merece la oportunidad y merece que las autoridades mexicanas los respeten y apoyen, no que los violen, los roben, los golpeen, los extorsionen, los maten de hambre.
Ojalá pudiéramos, los ciudadanos, no el gobierno, la realidad es que los gobernantes están usando a los migrantes como “carne de cañón”, como “campaña clientelar”, como cebo electoral para lograr fines mezquinos; no, los ciudadanos debemos buscar la manera de apoyar a estos migrantes, sobre todo a los jóvenes migrantes que buscan un refugio, pasajero, en este país, para después poder cruzar al vecino país del norte.
Cuántos no hemos pensado alguna vez en que sería mejor cerrar nuestras fronteras para que los migrantes no tuvieran que cruzar por nuestros estados, nuestros municipios, nuestras comunidades, pero eso sí sería inhumano, pues ya de por sí, llegar a México es un milagro para muchos, no poder volver a cruzar por aquí será un suicidio.
Tristemente este gobierno está haciendo “uso” de los migrantes para sus fines políticos. Familias enteras que han tenido que arrodillarse para recibir algún beneficio que les permita sobrevivir; hemos sido testigo del cómo, miles de centroamericanos han sido “reclutados” por Morena otorgándoles identidad a través del Instituto Nacional Electoral; otorgando viviendas que, bien podrían ser para familias de escasos recursos, familias ¡mexicanas!, pero no, esas “ya tienen lo que merecen” y no son garantía de votos, los migrantes sí, mientras se les dé dónde vivir y qué comer; que se les dé trabajo, y la oportunidad de seguir su camino -después de un proceso electoral- hacia los Estados Unidos, bien reza el dicho “… a quién le dan pan que llore” y eso es lo que sucede con estos migrantes, son utilizados por el gobierno en funciones, para fines político-electorales, después, quién sabe si les alcance para seguirlos manteniendo.
La realidad es cruda, pero nadie se ha puesto a pensar en que, así como cientos de miles de venezolanos, guatemaltecos, colombianos, cubanos incluso, han tenido que salir huyendo de sus países gobernados por un “falso socialismo”, pero al fin y al cabo, socialismo, no sólo por falta de oportunidades, sino por falta de comida, de un hogar, de una vida mejor para sus hijos, el día de mañana los mexicanos tengan que hacer exactamente lo mismo: ¡huir de México!, porque las promesas, los apoyos, sólo continuarán hasta que este gobierno logre su objetivo de “robar a los ricos” y “someter a los pobres, a los ignorantes, a los analfabetos”.
Nos queda claro que la migración es imparable, mientras exista en el mundo la política tirana, familias enteras seguirán saliendo de sus lugares de origen en busca de algo mejor, pero ¿qué nos cuesta, como ciudadanos, hacer que la estadía de los migrantes centroamericanos, en México, sea menos accidentada, peligrosa y cruel? Claro, lo primero que habría que combatir es la corrupción de los políticos que, aunque dicen que ya no existe, hoy está recrudecida pero, hay que separar a los ciudadanos comunes y corrientes de los 
políticos y México, se caracteriza por ser un país solidario, con ciudadanos solidarios, que podrían aportar un “granito de arena”, sobre todo, por los bebés, los niños, adolescentes y ancianos migrantes.
Hoy, muchos jóvenes migrantes tienen empleos temporales, en espera de conseguir una cita en la embajada estadounidense para brindarles su visa humanitaria.
Jóvenes brillantes y muy necesitados, es a estos, principalmente, que debemos -si podemos- ayudar para que su estadía en México sea agradable y productiva; olvídense de los políticos, esos sólo “usan a la gente”, pero, si la mano migrante, hoy, puede ser de apoyo para ustedes, bien valdría la pena tenderles nuestra mano…
