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Xóchitl Gálvez Ruíz reconoció el trabajo de Iglesia católica por la paz

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La candidata a la Presidencia de la República, Xóchitl Gálvez Ruiz, durante la firma del Compromiso por la Paz, iniciativa de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), que se realizó ayer lunes en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco. En su mensaje, señaló: Reconozco y valoro el gran trabajo que hace la Iglesia católica en México a través de sus obispos, párrocos, religiosos, monjas y catequistas en todo el país, particularmente los felicito por su gran trabajo en el Diálogo Nacional por la Paz.

Cabe resaltar que la candidata Gálvez Ruiz fue la que tuvo mayor y mejor recibimiento por los asistentes, quienes abarrotaron el salón, amén de acaparar la atención de los presentes al mencionar los pasajes y relación con la Iglesia católica. Por su parte, los otros aspirantes, Jorge Álvarez Máynez y Claudia Sheinbaum Pardo, recibieron una fría recepción. Incluso Xóchitl Gálvez al momento de retirarse tardó varios minutos, pues fue abordada por decenas de personas que la saludaron y le pidieron la tradicional fotografía del recuerdo.

Quiero comenzar recordando a todos los sacerdotes que han sido asesinados en lo que va de este gobierno, recordó al padre José Martín Guzmán Vega, asesinado en agosto de 2019 en su parroquia ubicada en el ejido de Santa Adelaida, en Matamoros, Tamaulipas. Recuerdo al padre Gumersindo Cortés González, asesinado en marzo de 2021 en Dolores Hidalgo, Guanajuato.

Asimismo, mencionó al padre José Guadalupe Popoca Soto, asesinado en agosto de 2021 en la iglesia del poblado de Galeana en Zacatepec, Morelos.

De igual manera, recordó al padre Javier García Villafaña, asesinado en mayo de 2023 en Huandacareo, en Michoacán. El hecho donde fueron asesinados los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora, en el interior del templo de la comunidad de Cerocahui, en el municipio de Urique, en Chihuahua, ha sido un hito de los muchos que han marcado a las personas, familias, comunidades en México, flagelada por la delincuencia organizada que no han sido enfrentadas al amparo de la política de abrazos, no balazos.

Abundó: permítanme decirles que conozco la Sierra Tarahumara como la palma de mi mano.

Tuve la oportunidad de trabajar junto con la Fundación Llaguno desde 1997 hasta 2006, ya como funcionaria federal, y me tocaba que el padre Pancho, el piloto de la vieja avioneta del obispo Llaguno, me llevara por toda la Sierra Tarahumara y un día tuvimos muy mal tiempo. El padre Pancho me decía, no te preocupes, Xóchitl, yo veía que la avioneta estaba sostenida con dos alambres y el espejo con masking. Cómo no me iba a preocupar si se movía eso tremendamente.


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