Por Karina A. Rocha Priego
Los mexicanos pueden aceptar todo, incluso los más humildes que se han dejado embaucar por los “pesitos” que reciben sin mayor esfuerzo, pero cuando se meten con la Virgen de Guadalupe, el icono religioso más querido por el pueblo mexicano, los resultados pueden ser catastróficos.
Pero eso parece poco importar a la candidata de Morena a la Presidencia de México, quien ha sido clara en sus preferencias y, ¡cómo no!, si la señora es judía y, según ella misma expuso, si es de origen judío y debido a la educación recibida en su casa desde pequeña, no está de acuerdo con esa creencia respecto a la Madre de Dios y Reina de México, nuestra Morenita.
Eso ya se veía venir, sin embargo, sería complicado que los mexicanos, sí, esos “cautivos de programas sociales”, guadalupanos de corazón, acepten que su basílica sea cerrada como propone la candidata morenista, peor aun cuando esta, ha dejado saber que lo que pretende es ¡cerrar la Basílica de Guadalupe!, con el fin de “quitar esa monserga a los mexicanos y sobre todo a los más pobres”, como lo afirma, literal, la candidata morenista, y han sido engañados con ese mito.
La pregunta obligada, ¿y ella quién es para evitar que los mexicanos adoren a la Virgen de Guadalupe?, ¿a qué le teme la señora candidata? Por ningún motivo puede, nadie, cerrar basílicas, catedrales, iglesias, capillas o, por qué no de una vez cierra todos esos “centros de culto cristiano”, por ejemplo, donde el saqueo a los que menos tienen está fuera de control. ¿Por qué no lo hace? Porque el Presidente de Mexico “es cristiano” (sic), eso dicen; sin embargo, es una aberración lo que la señora candidata quiere hacer contra los guadalupanos, en México, que son la mayoría.
Peor aún, esta señora quiere hacer de esa “capilla” (sic), porque no distingue entre una capilla y una basílica o una catedral, un museo a cargo del INBA, para que la gente siga visitando ese lugar y poco a poco ¡se olviden de esa historia! que a su dicho, es de origen español y, si así fuera, ¿cuál es su problema? México, fue conquistado por los españoles, mientras los judíos, andan errantes por todo el mundo al carecer “de lugar propio”, entonces, ¿por qué los mexicanos tendrían que rendir “pleitesía” a una judía que pretende ser Presidenta de México?.
Ahora bien, dicen las malas lenguas que esta información es “fake”, o sea, falsa; sin embargo, ello podría correrse con el fin de evitar un daño mayor a la campaña de la señora candidata, pues se metió en un terreno prohibido para los mexicanos ¡su Virgen de Guadalupe!, y lo que ella o su familia piensen, es su problema, y muy respetable, pero de eso a pretender “obligar al pueblo de México a olvidarse de sus creencias ancestrales” es ¡de enfermos!.
Esta declaración, queridos lectores, ha sido calificada como “demoledora y sin precedente alguno para el pueblo de México”, sobre todo cuando la “candidata oficial” dice que una de las más grandes cargas ideológicas del pueblo de México, son sus tradiciones católicas, y sí, pero no es una carga, señora, por lo que le preguntaríamos a ella, ¿cuál sería una carga ideológica para usted?, ¿el genocidio perpetrado por Hitler contra la comunidad judía? ¿Esa sería una carga? Y no por eso se ataca en México a la sociedad judía que habita en nuestro país, cuyas tradiciones son respetadas, incluso, en las escuelas privadas, al grado que estas respetan sus días de asueto -ajenos a los días de asueto católicos-, como sus costumbres que son totalmente diferentes a la de cualquier otro mexicano.
En fin, cierto o falso, el foco rojo ha sido encendido en este tema tan delicado, además, dicen que “cuando el río suena, es porque agua lleva”, por tanto, hoy por hoy, los guadalupanos ¡están en alerta a las declaraciones de la candidata morenista!, pues muchos están dispuestos a defender la Basílica de Guadalupe, por encima de quien sea, y eso, queridos lectores, puede ser de gran riesgo.
Señora candidata, no inicie una guerra de creencias religiosas en México, atacando lo más valioso para los mexicanos guadalupanos como es la Basílica de Guadalupe, eso sería más que irresponsable…
Servidores públicos, sin autoridad moral para señalar a padres por pérdida de un hijo
Hablando de otra cosa, la que esta escribe, por días, me he preguntado, ¿qué se creen los políticos para hablar de una madre cuando acaba de perder trágicamente a su hija de 8 años? Fuera de lugar e irresponsable, fue la declaración del hoy exsecretario de Seguridad Pública de Taxco, Guerrero, quien estúpidamente culpó a la madre de Camila, la pequeña de ocho años que fue secuestrada y asesinada hace unos días en aquel municipio de Guerrero, por “haberla descuidado”.
Esta es la costumbrita de los morenistas, culpar a los padres cuando pierden a un hijo de manera irresponsable. Lo mismo sucedió con los jóvenes universitarios que fueron asesinados en Celaya, Guanajuato, pretendiendo involucrar a estos en temas de adicciones, a unas cuantas horas del artero crimen, sin medir las consecuencias que ello provocaría a los padres de los jovencitos.
En serio, ¿qué les pasa?, ¿de dónde sacan que tienen autoridad moral para juzgar a los padres de una menor como lo hicieron con el caso de Camila? Pues insisto que esta no es la primera vez que lo hacen, esperando que sí sea la última, pues parece que esta “clase” de servidores públicos no entenderán hasta que no vivan, en carne propia, lo que tantos padres de familia están viviendo en México con la pérdida trágica de un hijo.
Si bien es cierto no fue la forma, al menos dos de los atacantes de Camila pagaron por su crimen al morir luego del linchamiento del pueblo en su contra; no es la forma, insisto, pero eso habla de la ingobernabilidad que se vive en muchos estados de la república mexicana ante la indiferencia de los tres niveles de gobierno, hechos que, lamentablemente, pueden repetirse una y otra vez y no será el pueblo, responsable de los hechos, sino ¡las autoridades!, por omisión, por incapacidad, ¡por corrupción! Esperemos que esta sea la última vez que un servidor público habla de más, ante un caso como el de Camila, una pequeña que no tenía por qué haber muerto…
